domingo, 10 de agosto de 2025

"Editorial Julio Korn : Desventuras Larguirucho #206"

Economía. Turbulencias de julio: ¿subir la tasa de interés diluye su impacto electoral?

 Negocios


Economía. Turbulencias de julio: ¿subir la tasa de interés diluye su impacto electoral?


La sintonía fina en lo monetario y la búsqueda de condiciones para que el Banco Central vuelva a recuperar reservas implican revisar algunas decisiones adoptadas desde el 11 de abril, la fecha en la que arrancó el régimen de bandas cambiarias.


Jorge Vasconcelos (*)


Diario La Voz de Cordoba




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Ilustración Eric Zampieri.



Las turbulencias de julio dejaron como resabio tasas de interés muy por encima del andarivel previo. Para bonos del Tesoro, caso de las Lecaps, el rendimiento por encima de la inflación esperada está llegando en los últimos datos a 24% anual, viniendo de 8% en marzo pasado y de 13% entre abril y junio. En préstamos de corto plazo a empresas, la tasa de interés se ubica ahora en torno al 57% anual, y los créditos personales en el 70%, pero con un costo financiero de más del 100%, dada la incidencia de cargas distorsivas como Ingresos Brutos y tasas municipales.


De persistir este escenario, se profundizará la desaceleración del nivel de actividad, habrá más complicaciones para el cumplimiento de los créditos, y se hará sentir en un incremento del stock de deuda pública doméstica, dado que de aquí a enero de 2026 los vencimientos a refinanciar equivalen a 12,3% del PIB, con una concentración de 8,7% del PIB entre agosto y septiembre. Para encauzar el desborde de las tasas de interés, es clave que las negociaciones políticas introduzcan racionalidad en las leyes que se tramitan en el Congreso, pero también que se robustezca la credibilidad del régimen de bandas cambiarias.


En marzo, con una pauta cambiaria que se deslizaba al 1% mensual, también hubo varias semanas de mercados alterados, pero en esa oportunidad la calma retornó con el lanzamiento del programa del 11 de abril que, con un desembolso inicial de U$S 12,2 mil millones por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), inauguró el período de las bandas cambiarias de intervención, con la eliminación del cepo para personas físicas y con metas monetarias que, se sabía, traerían volatilidad, pero no al extremo de las verificadas pocos días atrás.


Diferencias con marzo

¿Qué diferencias presenta agosto en relación a marzo, al margen del brutal cambio de nivel de las tasas reales de interés, de 8% a 24% anual en términos reales (rendimientos Lecaps vs. inflación proyectada REM)?


-En aquel momento, las reservas líquidas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) estaban cerca de cero, mientras que ahora se ubican en torno a U$S 15 mil millones (cierto que se corresponden con encajes de los depósitos). Además, hay unos U$S 14 mil millones adicionales originados en los desembolsos del FMI.



-El precio del dólar subió en términos reales 15,5% respecto del fin de marzo, y está a 8,5% de distancia del techo de la banda cambiaria, actualmente en $ 1.450. El riesgo país ha variado poco, comparando marzo con agosto, manteniéndose por encima de los 750 puntos.


-En el sector externo, el déficit de la balanza comercial (incluyendo servicios) podría comenzar a estabilizarse, a diferencia de un primer cuatrimestre de crecimiento explosivo de las importaciones en bienes y en turismo. El cambio, en esta dinámica obedece a la reciente suba del precio del dólar y, sobre todo, al enfriamiento del nivel de actividad.


-Pero esto no implica que el país deje de necesitar un flujo sostenido de entrada de capitales de largo plazo, ya que el stock de las reservas del BCRA es todavía insuficiente, mientras que el ahorro nacional sigue siendo muy limitado para financiar un nivel de tasa de inversión compatible con el crecimiento sostenido. Y en la cuenta capital del balance de pagos pesan, con signo negativo, las compras del sector privado de activos externos, que en junio alcanzaron a U$S 4,0 mil millones.


-La diferencia relevante entre marzo y agosto tiene que ver con la cercanía de las elecciones legislativas y el hecho que el Gobierno ha perdido la iniciativa, con una agenda parlamentaria tomada por la oposición.


Negociar con los gobernadores

Todo indica que, para neutralizar con el veto algunos de los proyectos más desequilibrantes en el plano fiscal, el ejecutivo deberá negociar con un número no menor de gobernadores, sacrificando algunos objetivos para preservar los que considere más importantes. Este miércoles 13 habrá un test relevante en ese sentido, ya que Diputados llamó a tratar en comisión los proyectos de ley vinculados con la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y de lo recaudado por el impuesto a los Combustibles. Se verá en ese momento si se reconstruyen los puentes cortados entre la Nación y los ejecutivos provinciales.


El Gobierno nacional debería ser cuidadoso en el suma y resta de las partidas por redistribuir con las provincias, considerando también los costos de oportunidad de no acordar. Y la necesidad de avanzar en reformas estructurales pendientes, para lo cual se requieren alianzas políticas, cualquiera sea el resultado de octubre.


Ese replanteo debería alcanzar también algunos aspectos del manejo de la macro. No hay que olvidar que las turbulencias empezaron en julio, derivadas del rescate completo de las LEFIs, letras que habían pasado a ser un instrumento de regulación de la liquidez bancaria, que implicaban un costo financiero de 29% anual para el Tesoro.


Así, la emisión de pesos para rescatar las LEFIs (el 10 de julio) fue equivalente al 30% de la base monetaria, con el consiguiente desplome de las tasas de interés y el despertar del dólar. El 18 de julio vino el “volantazo”, absorbiendo parte de los excesos de liquidez con la colocación de Lecaps, medida que se complementó a fin de mes con la suba de encajes bancarios que, con vigencia desde el 1° de agosto, retiraron liquidez adicional por uno $ 6,5 billones. Más arriba se describió cómo estos zigzags llevaron las tasas de interés al andarivel actual, que no es sostenible por demasiado tiempo.


En este sentido, una “reforma estructural” que no depende del Congreso es retomar la “sintonía fina” de la política monetaria, dando al Banco Central el rol que no debería haber perdido como regulador de liquidez diaria, lo cual es factible aun respetando tasas de interés “de mercado”. Esto permitiría, a su vez, empezar a cumplir con las reservas netas del BCRA acordadas con el FMI. Si bien las metas se relajaron en la reciente revisión, hay que acumular unos U$S 3,5 mil millones hasta fin de año, y eso obliga a adquirir unos 6,0 mil millones en el período.


La sintonía fina en lo monetario y la búsqueda de condiciones para que el Banco Central vuelva a recuperar reservas implican revisar algunas decisiones adoptadas desde el 11 de abril, la fecha en la que arrancó el régimen de bandas cambiarias. Hubo demasiadas interferencias en el camino, con venta masiva de dólares en el mercado de futuros (ex-Rofex), y operaciones de refinanciación de deuda doméstica en las que las tasas de corte de las licitaciones resultaron, en algunas oportunidades, difíciles de “leer” por el mercado.


El esquema de bandas tiene un objetivo, y es básicamente que el mercado no termine pulseando contra el Banco Central en el techo de intervención. Para esto es fundamental la credibilidad, algo que se construye cada día, y donde importa la determinación del propio Gobierno en respetar las reglas de juego del sistema. A mayores interferencias, más interrogantes que tienden a generar una sobretasa de interés, más allá del piso (de por si elevado) impuesto por la prima de riesgo país. No es un lujo que el Gobierno pueda darse en estas circunstancias. Para encauzar el desborde de las tasas de interés, es clave que las negociaciones políticas y las medidas monetario-cambiarias permitan reconstruir un escenario en el cual las bandas cambiarias resulten consistentes con una macroeconomía en equilibrio.


(*) Economista

sábado, 9 de agosto de 2025

¡A ver! ¿El Gobierno de Milei es "tan bueno" como el de Menem?





















 Panorama Político Nacional


El escenario


¡A ver! ¿El Gobierno de Milei es "tan bueno" como el de Menem?

El prescindente Javier Milei y el difunto mandatario Carlos Saúl Menem. (Dibujo: NOVA)


En apenas 2 décadas se repite una pregunta que los mercados, los analistas y la opinión pública vuelven a hacerse: ¿Hay paralelismos reales entre el despegue económico que prometió Carlos Saúl Menem en los años '90 y el reordenamiento que impulsa Javier Milei desde 2023?


Más allá del titular y del ruido político, la comparación exige mirar resultados, contexto y sostenibilidad.


Un arranque parecido, pero en escenarios distintos


Ambos gobiernos inauguraron mandatos con medidas contundentes para frenar crisis: Menem puso en marcha la Convertibilidad y detuvo la hiperinflación; Milei aplicó un paquete de ajuste fiscal, desregulación y orden monetario tras años de inflación galopante.


En los 2 casos, las reacciones de corto plazo (baja de inflación reportada en meses, recuperación del crecimiento y mejora en expectativas) fueron recibidas con alivio por los mercados y por sectores económicos claves.


Sin embargo, el contexto es distinto. Menem operó en un mundo con menor rápida movilidad de capitales que hoy; su anclaje cambiario ofreció estabilidad pero también generó rigideces que, con el tiempo, terminaron exponiendo vulnerabilidades.


Milei llega a su reordenamiento apoyado por financiamiento externo y por acuerdos que facilitan maniobras rápidas, pero esa dependencia aumenta su margen de riesgo político y económico si cambian las condiciones internacionales.


Modernización y ajuste: ganancias productivas, costos sociales


La receta menemista incluyó privatizaciones y apertura comercial que modernizaron sectores y atrajeron inversiones en los '90; la gestión de Milei, por su parte, impulsó una reducción considerable del tamaño del Estado, la eliminación de regulaciones y recortes en organismos estatales con el objetivo declarado de aumentar eficiencia y confianza.


Los logros son tangibles: inversiones recuperadas, crecimiento del PIB en algunos trimestres y fortalecimiento de ciertas variables fiscales.


No obstante, ambas estrategias tuvieron (o tienen) un costo social evidente. Las políticas de ajuste y las privatizaciones de los noventa remodelaron el mercado laboral y la estructura del Estado; en el presente, los recortes y la reconfiguración de programas públicos generan tensiones con jubilados, trabajadores de la salud, la educación y sindicatos.


Aquí se juega una parte esencial del juicio sobre “qué tan bueno” es un gobierno: si los beneficios macroeconómicos se traducen o no en mejora sostenida del bienestar de la mayoría.


Institucionalidad y sostenibilidad


Otra diferencia crucial es la relación con las instituciones. El experimento de los años '90 terminó anclado a un esquema que fue perdiendo adaptabilidad; la crisis posterior a 2001 expuso la fragilidad de aquel modelo.


En la actualidad, los analistas subrayan riesgos asociados a decisiones rápidas, tensiones con poderes intermedios y posibles impactos en la calidad democrática que, a la larga, pueden condicionar cualquier éxito económico.


La sostenibilidad también pasa por la capacidad de sostener confianza sin depender de combustibles externos incosteables: endeudamiento, acuerdos internacionales y flujos de capital que, si se retiran, pueden obligar a ajustes más profundos.


¿Son comparables?


Los resultados macroeconómicos de arranque permiten trazar paralelismos: ambos gobiernos mostraron, en etapas iniciales, reducción de problemas urgentes y señales de recuperación.


Pero decir que “Milei es tan bueno como Menem” exige un horizonte temporal más amplio y un criterio claro sobre qué se valora: ¿La eficacia para controlar un problema inmediato o la capacidad de construir un crecimiento estable, inclusivo y con instituciones sólidas?


Por ahora, la respuesta pública y técnica tiende a dividirse: los primeros meses del gobierno de Milei presentan logros comparables a los primeros años de Menem en materia de estabilización, pero también llegaron acompañados de costos sociales y riesgos de sostenibilidad que deberán resolverse en los próximos años para que el balance final sea equivalente (o mejor) al que muchos adjudican a la Presidencia de Carlos.

A partir de que Milei prometió no insultar más














 COLUMNISTAS 

Negociar con la realidad

A partir de que Milei prometió no insultar más

Jorge Fontevecchia

Diario Perfil

Milei | pablo temes


Reflexiono sobre mi profesión. Sobre la relación del periodismo con lo que pasa. Y sobre la relación de lo que pasa con el periodismo. Los lectores de PERFIL conocen que la existencia de un presidente como Milei me interpela: ¿cuánto tuvieron que ver los medios con que haya un presidente como Milei? ¿Cuánto tiene que ver Milei con que haya medios como los que hay?


Responsables de medios muy importantes que, habiendo sido insultados por Milei, sostuvieron y sostienen a periodistas que defienden a Milei acríticamente siendo prácticamente sus voceros, en 2010 estuvieron dispuestos a un periodismo más combativo por ofensas menores del programa 6, 7, 8 y otros integrantes del kirchnerismo.


Me argumentan que volverían a votar por Milei como lo hicieron en el balotaje porque lo otro era una “mafia organizada”, que con las SIRA (permisos de importación cuando era difícil conseguirlos) Massa tendría mil millones de dólares escondidos, que el kirchnerismo es un régimen corrupto y el peronismo es responsable de la decadencia de Argentina.




Coincido en pensar que Néstor Kirchner usufructuaba sus distintos cargos políticos para también enriquecerse personalmente: era corrupto. Y además bruto: Lázaro Báez o López con sus bolsos, además de corrupción, demostraron un entorno incompetente incluso para el delito. Dudo respecto de que Cristina Kirchner, ella personalmente, también lo sea, aunque mínimamente le cabe la responsabilidad política de encubrir a su esposo. Los defectos que le percibo a Cristina son más parecidos a parte de los de Milei: la intolerancia, el anticonsensualismo, la violencia verbal de menor intensidad, pero igualmente despectiva, y el dogmatismo.


¿Es el antiperonismo lo que disculpa a Milei? ¿Sea peronismo de izquierda, de centro o de derecha?


Pero hoy el kirchnerismo es un lánguido fantasma de aquel “vamos por todo” que nunca se materializó en acción: ya en 2015 su candidato fue Daniel Scioli, entregó el mando con una diferencia en el balotaje de menos de dos puntos; no pudo jubilar al juez Carlos Fayt de la Corte Suprema; los medios que lo enfrentamos padecimos, pero le ganamos todos los juicios; tampoco clausuró ningún medio contrario a sus intereses, ni siquiera pudo retirarle la licencia a Fibertel, del Grupo Clarín, cuando quiso hacerlo. Ya en 2019 era un espectro que tuvo que colocar al frente de la fórmula a Alberto Fernández, un crítico de la propia Cristina cuyo eslogan era “volver mejores”, reconociendo que habían sido peores de lo esperado, y en 2023 con Sergio Massa encabezando la candidatura presidencial, de progresismo kirchnerista –como sostiene Grabois– ya no quedaba casi nada.


¿Es entonces el antiperonismo lo que disculpa a Milei? ¿Sea peronismo de izquierda, de centro o de derecha? Cuando se argumenta que el peronismo es responsable de la decadencia de los últimos cincuenta u ochenta años, se omite que en cualquiera de esos dos períodos hubo tantos gobiernos peronistas como no peronistas: en los ochenta años desde 1945 hubo justo la mitad: cuarenta años de peronismo, y en los últimos cincuenta años, cuando Argentina aceleró su decadencia, desde 1973 hubo treinta años de peronismo, pero no se podría decir que fueran treinta años de políticas económicas distribucionistas (peronistas) porque los diez años de Menem fueron lo opuesto. Sí se podría decir que mientras hubo democracia el peronismo fue el partido con más gobernadores, con mayoría en el Senado y con el apoyo de los sindicatos. Pero se podría contraargumentar que el peronismo tuvo y tiene menor representación en el Poder Judicial y en los medios de comunicación, por lo que lo que hubo verdaderamente estos últimos ochenta o cincuenta años fue ese empate hegemónico que siempre se le cita de Portantiero: un poder verdaderamente compartido.


Y cuando se calculan mil millones de dólares que tendría guardados Massa de las coimas por las SIRA, me recuerda al Producto Bruto entero que se habría robado el matrimonio Kirchner, por el que hasta se hicieron pozos con excavadoras en Santa Cruz suponiendo lugares donde estarían enterrados. Pero aun aceptando que la matriz del peronismo sea más corrupta: ¿no hubo sospechas de corrupción en los gobiernos del PRO en la ciudad de Buenos Aires que Jorge Asís irónicamente califica como “maxikiosco”? Y al revés, cuando se les pregunta por la corrupción de Kicillof todos reconocen que es honesto. Entonces: ¿es la corrupción condición única del peronismo o de diferentes grados de parte de los actores políticos de ambos sectores? Más aún, conocen los comentarios sobre que Milei no critica seriamente nunca a Massa porque parte de la campaña de La Libertad Avanza se habría hecho con financiamiento del peronismo (para debilitar al PRO, que había ganado las elecciones de 2021) y Massa tendría filmada a la hermana de Milei o de funcionarios cercanos del gobierno de Milei retirando ese dinero. Vale preguntarse, si fuera cierto que Massa se guardó mil millones de dólares por otorgar permisos de exportación, ¿por qué el gobierno de Milei contando con el aparato probatorio del Estado no lo denuncia, como hizo Macri en 2015 con el kirchnerismo?


Y llego a la conclusión de que el antiperonismo puede tener algunos componentes racionales pero no todos se explican en evidencia. Un prominente peronista republicano me dijo: “Si Espinoza, el intendente de La Matanza (como ejemplo del arquetipo de lo más despreciado por el antiperonismo), fuera electo presidente, e inaugurando la Exposición Rural en lugar de anunciar que baja del 33% al 26% las retenciones de la soja, como hizo Milei, anunciara que las eliminaba, llevándolas a cero, igual lo chiflarían”.


Se me argumenta también que los medios hoy no tienen la importancia y el poder de hace 15 años, cuando enfrentaban institucionalmente al gobierno de Cristina Kirchner, que tanto las audiencias están empoderadas por la enorme oferta de alternativas que hay, como también algunos periodistas, que se convirtieron en estrellas autónomas y receptores exclusivos de las entrevistas con fuentes oficiales y, entonces, los medios tiene que “negociar con la realidad” para no insignificarse.


Que hay alrededor de seis periodistas audiovisuales de los medios profesionales (varios streamings de política son directamente aparatos de propaganda) con acceso a entrevistas con el Presidente y los ministros de Economía y Seguridad, que se cotizan cada año en el mercado de pases como las estrellas más destacadas de los equipos de fútbol y que los medios ya no los conducen. Que los aceptan o aceptan perder rating. Incluso tienen que aceptar que esos periodistas defiendan el “derecho” del Presidente de insultar a sus colegas del mismo medio.


Algo continúa interpelándome porque, siguiendo este último argumento, si mañana volviese un gobierno de corte kirchnerista que atacase a los principales medios y el clima de época de las audiencias prefiriera periodismo militante como el de 6, 7, 8, me cuesta creer que esos grandes medios profesionales contrataran a un equivalente de Víctor Hugo o la principal figura de C5N para no perder audiencia. Creo que falta agregar también, sin que sea el elemento excluyente, que creen que la política económica de Milei resulta correcta y prefieren soportar los insultos de quien implementa una economía que comparten, a quien los trate con educación o hasta les haga reverencias pero implemente una economía que juzguen equivocada.


En síntesis, Milei puede seguir insultando tranquilo a esos periodistas, que sus medios no saldrán a defenderlos en bloque e institucionalmente, como se hizo con el kirhcnerismo. Quizás ahora que el Presidente anunció que dejará de insultar, todas estas líneas se tornen en abstractas y sirvan solo para la arqueología del periodismo argentino, pero igual vale la pena pensar qué nos pasó a nosotros para que pasara esto con nosotros.

Un viaje a Washington, tasas más altas y privatizaciones, en la agenda del Gobierno





















LA NACION > Economía

Un viaje a Washington, tasas más altas y privatizaciones, en la agenda del Gobierno 

En el equipo de Milei se espera poder tomar algo de aire para encarar lo que queda hasta la elección nacional de octubre

LA NACION

Florencia Donovan

Donald Trump y Javier Milei
Alfredo Sábat








Faltan cuatro semanas para la elección legislativa en la provincia de Buenos Aires. No parece que serán fáciles. En el Gobierno esperan poder tomar algo de aire entonces para encarar lo que queda hasta la elección nacional de octubre. En el interín, harán lo imposible por intentar dar buenas nuevas.



Por lo menos, en el terreno que más cómodos se sienten: la economía. Una de las apuestas más importantes por estas horas sería la de concretar, antes de fin de mes, la ansiada bilateral con el presidente Donald Trump. “No tengo nada aún en agenda”, respondió al ser consultado al respecto el vocero presidencial, Manuel Adorni. Sin embargo, fuentes del Gobierno reconocen que hay altas probabilidades de que el encuentro se concrete, sólo resta la confirmación final de la administración republicana.

Quien de hecho empezó a dejar trascender en círculos privados que el encuentro podía finalmente darse es el canciller, Gerardo Werthein, que en abril había quedado en el ojo de la tormenta, por intentar articular un encuentro fallido entre Milei y Trump en la residencia del republicano en Mar-A-Lago, en los Estados Unidos. “Esto no es el circo de Mar-A- Lago. Es algo formal, institucional, por las vías diplomáticas, y que lleva un tiempo de maduración”, aclaró una fuente.

La bilateral podría coincidir con el anuncio del acuerdo comercial que vienen desde hace meses negociando Estados Unidos y la Argentina. Aquí, no obstante, hay un punto que mantiene en alerta a la industria farmacéutica local y es la demanda (firme) de los Estados Unidos para que la Argentina avance con medidas para proteger las patentes de laboratorios internacionales. Siempre cerca del poder, los laboratorios nacionales fueron algunos de los principales aportantes de la primera cena de recaudación que hizo la fundación libertaria Faro, que tiene como director ejecutivo a Agustin Laje. También tres de los nombres más relevantes de esa industria -Elea, Roemmers y Bagó- figuraron entre las 12 compañías que la semana pasada publicaron una nota paga en el influyente matutino The Washington Post en respaldo de las políticas económicas de Milei. De avanzar, el Gobierno definitivamente estaría poníendose de punta con un sector de una influencia apreciable.


Tras un julio movido, el equipo económico intentará contener en las próximas semanas tanto el dólar como la inflación, las dos variables que hasta ahora representaron los puntales de su exito. En las últimas horas, hubo llamados a varios bancos para que cubran la suba de encajes (las exigencias de efectivo del Banco Central) buscando pesos del mercado y no desarmando posiciones de bonos. En otras palabras, que colaboren con la suba de tasas de interés en pesos. Este jueves, por caso, la tasa de pases -los préstamos de cortísimo plazo entre bancos- ya había trepado hasta 54% anual. Se supone que tasas más altas deberían atraer a los inversores a volver a hacer carry trade, esto es, a vender sus posiciones en dólares para volcarse a pesos. También tasas más altas colaborarían a contener el traslado a precios del salto cambiario, dado que frenan aún más la actividad económica. El principal motivo que esgrimen las grandes empresas hoy para morigerar el traslado a precios del nuevo dólar pasa porque el consumo sigue planchado en la gran mayoría de los canales de venta.

El mercado, sin embargo, está lejos de estar completamente sosegado. La semana que viene la Secretaría de Finanzas deberá hacer malabares para renovar un megavencimiento de bonos en pesos por $ 18,9 billones. Muchos bancos ya están apalabrados, pero no son los únicos tenedores de bonos del Gobierno. “Con tanta volatilidad en las tasas de interés de corto plazo a algunos se les va a complicar ir a la licitación, porque no saben cuánto les va a costar después del fondeo”, explica un operador de una de las principales entidades bancarias. De acá a octubre, no todo es “riesgo Kuka”, aunque la política empieza a pesar cada día más en el humor de los inversores.

Hay en el equipo económico un trabajo de cortísimo plazo pero también empezó a haber un sondeo entre peces gordos de Wall Street por lo que podría ser una movida grande una vez que termine la agenda política de 2025. La idea pasaría por hacer un canje voluntario de deuda de bonos que vencen, por caso, en 2029, por unos de más largo plazo y con un cupón más atractivo. Algunos bancos hasta hablan de que podría ser en enero. En Finanzas no confirmaron ni desmintieron la información. En su podcast semanal, la gente de Grit, una de las gestoras de mejor reputación en el circuito local, se hizo eco de esta versión que ya comenzó a circular en el mercado. La concentración de vencimientos de deuda en los próximos tres años obliga a la Argentina a pensar en algun tipo de “liability management”, como se dice en la jerga financiera a la gestión activa de pasivos. Para lo cual es clave el acceso al mercado de capitales. Es, en definitiva, lo que hacen todos los países normales del mundo.

Para el sector privado, estos también serán meses movidos, aunque no de deficiones. Las áreas de fusiones y adquisiciones de los bancos están teniendo un caudal de operaciones que no se veía desde por lo menos los primeros años de la administración macrista, si no más. A las operaciones conocidas de Raízen, Georgalos y Carrefour, se sumaron nuevos nombres. Farmacity, la cadena de farmacias que había fundado a fines de los años 90 Mario Quintana, y que ahora es propiedad del Grupo Pegasus, contrató al Bank of America (Bofa), para buscar interesados. Fuentes cercanas a la compañía, aseveraron que la intención no sería vender, sino buscar “fuentes de financiación alternativas”. El proceso apenas está comenzando. Después de la de Carrefour, probablemente sería una de las operaciones más relevantes del momento en lo que hace al negocio de consumo masivo.

Se espera que para después de las elecciones, se concrete a su vez una de las primeras privatizaciones de la era Milei: la de AySA. Ya hay, sin embargo, nombres que se acercaron al IFC, el banco a cargo de asesorar en la transacción, para mostrar su potencial interés. El Grupo Roggio, hoy responsable de la empresa de aguas de Córdoba; José Luis Manzano, Mauricio Filiberti, ambos dueños de Edenor, y la empresa brasileña que hoy opera la compañía de aguas del Estado de San Pablo, en Brasil, son algunos de los candidatos más firmes. Todos tienen experiencia en el sector y, lo que es más importante, son “especialistas en mercados regulados”.

También hay marcas de indumentaria que sondearon al menos informalmente su valor de mercado. El economista y asesor económico Emmanuel Alvarez Agis habría estado haciendo un relevamiento para Jazmin Chebar, del empresario Claudio Drescher. Aunque en este caso el empresario niega tener intenciones de vender, sino todo lo contrario. A diferencia de lo que sucedía en otras épocas, hoy los activos argentinos al menos tienen un precio. Hay que reconocer que es un mérito de la gestión libertaria.

Con todo, pese a que la Argentina parece estar cara cuando se la compara con Chile, Brasil o hasta algunos países europeos, la realidad es que el precio que tienen grandes compañías todavía está muy lejos de asemejarse a la de competidores de otros países. Una empresa que, en promedio, en los Estados Unidos se valúa por el equivalente a 10 veces su Ebitda, en el país ese múltiplo apenas llega a la mitad. “Los inmuebles, los campos y las empresas no son caras -dice Manuel Solanet, presidente de Infupa, empresa muy activa en este tipo de transacciones-. Lo que comprás para quedártelo mucho tiempo no está caro, porque todavía no confiamos en la Argentina”. Y es que todavía falta mucho para terminar de considerar a la Argentina como una economía normal. Por lo pronto, falta pasar las elecciones y conseguir que la política ya no sea un factor de riesgo.

Por Florencia Donovan

viernes, 8 de agosto de 2025

HUMOR DIARIO

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