sábado, 11 de octubre de 2025

Un oso llamado Scott y el poder del perro según Don Winslow
















COLUMNISTAS 


Utopías libertarias


Un oso llamado Scott y el poder del perro según Don Winslow


A casi dos años de gestión de Javier Milei y luego de la intervención de EE.UU conviene repasar la historia de Crafton, New Hampshire.


Pablo Helman


Diario Perfil


El enemigo americano. Donald Trump por Pablo Temes


1.El poder del perro es una novela hipnótica. También es una de las mejores versiones sobre el poder del narco mexicano (el poder del perro, o de los perros parece ser una ironía posible sobre los diálogos del presidente Javier Milei con sus animales). Don Winslow, su autor, escribió 19 novelas, fue detective privado, además de periodista. En una entrevista describió su interés por México: “Los últimos veintidós años viví cerca de la frontera, en un área que es verdaderamente bicultural. La gente va y viene todo el tiempo. Yo visité México con frecuencia y ayudé a construir una escuela en Tijuana. Pero no fue hasta 1997, cuando diecinueve hombres, mujeres y niños inocentes fueron masacrados por un cártel de drogas que comencé a interesarme en México como una locación para mi trabajo”.


2. Cabría preguntarse cuánto de los sucesos políticos de la semana que comenzó con el sintómático recital en el Movistar Arena que fungió como presentación de un libro de Javier Milei, hablan de una mexicanización de la política argentina. Que el triple narcofemicidio haya sido seguido por la “cuestión Espert” habla de un vínculo que necesitaría de un Don Winslow para investigarlo: ¿se está escribiendo el Capítulo Uno de una novela con nuevos personajes? ¿Cuáles son los antídotos sociales contra organizaciones que, como lo demuestra las novelas de Winslow, tienen también arraigo popular?


3. Winslow habló esta semana sobre Argentina. Precisamente, sobre el recital del Movistar Arena. Y fue contundente sobre la Argentina: “Donald Trump le dio 20 mil millones de dólares a este idiota (sic)”. Definitivamente se trata de alguien con credenciales para hablar del momento histórico de su país y del nuestro.


4. La respuesta puede encontrarse en la literatura de Winslow: allí donde no hay estado, allí donde el estado se retira voluntariamente, se genera un vacío que necesariamente se llena. Lo que se abandona voluntariamente es ocupado por otra fuerza. Es casi más un principio físico que uno ontológico, meta/físico.


4. Durante la campaña electoral que terminó con Javier Milei en la presidencia se habló mucho de otro libro: “Un libertario se encuentra con un oso”, de Matthew Hongoltz-Hetling. A dos años casi de gestión y ante un proceso electoral donde se habla de la necesidad de gobernabilidad para el proyecto, cabe recordar lo que narra. El libro comienza con una cita de John Muir que dice lo siguiente: “«Qué extraño que los osos, con lo que les gusta la carne, y que se enfrentan a pistolas, incendios y veneno, nunca ataquen a los hombres salvo para defender a sus crías. ¡Cuánta facilidad tendría un oso para levantarnos por los aires mientras dormimos!».


5. La novela verosímil de Winslow aquí es un texto que narra un caso real. La historia de la ciudad de Grafton, New Hampshire. Hace un par de años se habló mucho de ella y es curioso como desapareció la discusión que implica de la agenda habitual. Grafton fue parte de un proyecto que incluyó la palabra Libertad. Fue un intento de Free Town liderado por libertarios norteamericanos. El autor cuenta brevemente la historia de algunos personajes que fueron parte de la iniciativa: “Mientras recorría las calles de Grafton, boli y bloc de notas en mano, tuve la oportunidad de conocer a varios vecinos del pueblo, entre ellos: Jessica Soule, una veterana de Vietnam que se convirtió en una acólita del controvertido reverendo Sun Myung Moon; Adam Franz, un comunista fanático del póquer que soñaba con fundar una comunidad de supervivencia; la Señora de las Rosquillas, una abuela amable y generosa que me pidió permanecer en el anonimato; John Connell, un obrero industrial de Massachusetts en una misión religiosa; y, por supuesto, John Babiarz, el bombero libertario que les abrió las puertas de Grafton a los seguidores del Proyecto Free Town y, acto seguido, pasó la siguiente década tratando de justificárselo a sus vecinos no libertarios”.


6. En el caso de Grafton, quienes ocuparon el vacío dejado por el estado fueron los osos, precisamente. Cuando notaron que no se recogía la basura (la analogía con la política de otras experiencias merece tenerse en cuenta) los osos se apropiaron de la ciudad, haciendo que la idea original estalle en mil pedazos. En uno de los artículos que se escribió por entonces, Nicolás Maravkis marcó un elemento interesante: “Ese último detalle quizás le añada a la ´utopía libertaria´ un aroma preciso. Hacia 2009, cuando el Proyecto Ciudad Libre congregado desde distintos foros libertarios de internet comenzaba a ensamblar sus fantasías ideológicas, en Grafton vivían 608 hombres y 488 mujeres. La mayoría de los entusiastas colonizadores libertarios eran hombres solteros y sin hijos”. En Grafton también se libró lo que se llama batalla cultural, con resultados más bien catastróficos.


7. El tema en la Argentina es quién es el oso (y quién se hace el oso, como suele decirse) que ve un vacío y decide apropiarse de un lugar básicamente no gobernado. Y esta semana nos dio una certeza al respecto: el Tesoro norteamericano ocupa el lugar de las decisiones necesarias. Más que Trump, que no sabía que estamos frente a una elección de medio término y no una reelección, hay osos que suelen enfrentarse a “pistolas, incendios y veneno” y avanzan. Se trata del soporte de los proyectos libertarios a nivel global: los que encuentran en el vacío la posibilidad de hacer política y negocios. Parafraseando a Winslow, es el poder de los osos que comienzan a avanzar..


* Jefe de Redacción del diario Perfil.

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