sábado, 9 de agosto de 2025

¡A ver! ¿El Gobierno de Milei es "tan bueno" como el de Menem?





















 Panorama Político Nacional


El escenario


¡A ver! ¿El Gobierno de Milei es "tan bueno" como el de Menem?

El prescindente Javier Milei y el difunto mandatario Carlos Saúl Menem. (Dibujo: NOVA)


En apenas 2 décadas se repite una pregunta que los mercados, los analistas y la opinión pública vuelven a hacerse: ¿Hay paralelismos reales entre el despegue económico que prometió Carlos Saúl Menem en los años '90 y el reordenamiento que impulsa Javier Milei desde 2023?


Más allá del titular y del ruido político, la comparación exige mirar resultados, contexto y sostenibilidad.


Un arranque parecido, pero en escenarios distintos


Ambos gobiernos inauguraron mandatos con medidas contundentes para frenar crisis: Menem puso en marcha la Convertibilidad y detuvo la hiperinflación; Milei aplicó un paquete de ajuste fiscal, desregulación y orden monetario tras años de inflación galopante.


En los 2 casos, las reacciones de corto plazo (baja de inflación reportada en meses, recuperación del crecimiento y mejora en expectativas) fueron recibidas con alivio por los mercados y por sectores económicos claves.


Sin embargo, el contexto es distinto. Menem operó en un mundo con menor rápida movilidad de capitales que hoy; su anclaje cambiario ofreció estabilidad pero también generó rigideces que, con el tiempo, terminaron exponiendo vulnerabilidades.


Milei llega a su reordenamiento apoyado por financiamiento externo y por acuerdos que facilitan maniobras rápidas, pero esa dependencia aumenta su margen de riesgo político y económico si cambian las condiciones internacionales.


Modernización y ajuste: ganancias productivas, costos sociales


La receta menemista incluyó privatizaciones y apertura comercial que modernizaron sectores y atrajeron inversiones en los '90; la gestión de Milei, por su parte, impulsó una reducción considerable del tamaño del Estado, la eliminación de regulaciones y recortes en organismos estatales con el objetivo declarado de aumentar eficiencia y confianza.


Los logros son tangibles: inversiones recuperadas, crecimiento del PIB en algunos trimestres y fortalecimiento de ciertas variables fiscales.


No obstante, ambas estrategias tuvieron (o tienen) un costo social evidente. Las políticas de ajuste y las privatizaciones de los noventa remodelaron el mercado laboral y la estructura del Estado; en el presente, los recortes y la reconfiguración de programas públicos generan tensiones con jubilados, trabajadores de la salud, la educación y sindicatos.


Aquí se juega una parte esencial del juicio sobre “qué tan bueno” es un gobierno: si los beneficios macroeconómicos se traducen o no en mejora sostenida del bienestar de la mayoría.


Institucionalidad y sostenibilidad


Otra diferencia crucial es la relación con las instituciones. El experimento de los años '90 terminó anclado a un esquema que fue perdiendo adaptabilidad; la crisis posterior a 2001 expuso la fragilidad de aquel modelo.


En la actualidad, los analistas subrayan riesgos asociados a decisiones rápidas, tensiones con poderes intermedios y posibles impactos en la calidad democrática que, a la larga, pueden condicionar cualquier éxito económico.


La sostenibilidad también pasa por la capacidad de sostener confianza sin depender de combustibles externos incosteables: endeudamiento, acuerdos internacionales y flujos de capital que, si se retiran, pueden obligar a ajustes más profundos.


¿Son comparables?


Los resultados macroeconómicos de arranque permiten trazar paralelismos: ambos gobiernos mostraron, en etapas iniciales, reducción de problemas urgentes y señales de recuperación.


Pero decir que “Milei es tan bueno como Menem” exige un horizonte temporal más amplio y un criterio claro sobre qué se valora: ¿La eficacia para controlar un problema inmediato o la capacidad de construir un crecimiento estable, inclusivo y con instituciones sólidas?


Por ahora, la respuesta pública y técnica tiende a dividirse: los primeros meses del gobierno de Milei presentan logros comparables a los primeros años de Menem en materia de estabilización, pero también llegaron acompañados de costos sociales y riesgos de sostenibilidad que deberán resolverse en los próximos años para que el balance final sea equivalente (o mejor) al que muchos adjudican a la Presidencia de Carlos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario