Editorial
Fin del kirchnerismo
El último clavo del ataúd
“El freno a Milei empieza este domingo”, aseguraba Cristina Fernández de Kirchner en un video de Twitter especialmente preparado y publicado tres días antes de las elecciones legislativas nacionales. El augurio le salió mal a la ex mandataria presa en su domicilio, quien acumula más causas de corrupción que logros de Gobierno.
Este domingo por la noche, tal como ocurrió el 7 de septiembre pasado, la militancia k se acercó a su departamento del barrio porteño de Constitución para ver el nuevo show de La Jefa de la Banda mientras palpitaba una victoria anticipada que finalmente no se concretó. A medida que se conocían los resultados, las caras de decepción comenzaron a hacerse notar. Este microclima fue tan evidente que el baile del balcón de la responsable de la derrota legislativa esta vez duró unos pocos minutos, y se vio obligada a bajar el telón.
En los comicios del mes pasado, la provincia de Buenos Aires -territorio que concentra casi el 40 por ciento del padrón nacional- quedó pintada de celeste, resultado que oxigenó a la oposición. Pero apenas un mes después, algo cambió. En esta oportunidad, parece que muchos intendentes no le perdonaron a CFK el manejo de la interna imponiendo candidatos a su antojo, y ese desaire hacia quienes trabajaron incondicionalmente por la causa quedó reflejado en las urnas. Los tironeos con Axel Kicillof se les volvieron en contra como un boomerang.
Esto demuestra que a la condenada por múltiples causas de corrupción contra el Estado y el pueblo, se le han oxidado el expertise político y el sano juicio. Mientras pregonaba la unidad opositora, siguió fracasando en sus estrategias de rearmado de listas y alianzas internas. El escenario político actual es otro, la Argentina cambia y su lectura está errada.
En esa fisura volvió a aflorar un Javier Milei recargado, aliado a Estados Unidos y con banca en el Congreso. En día de antesala electoral, el presidente Donald Trump le había exigido demostraciones de gobernabilidad a cambio de apoyo financiero a largo plazo, y el mandatario nacional logró el objetivo. Ganó 15 provincias y garantizó el tercio a nivel parlamentario, lo que le permitirá blindar cualquier veto presidencial.
Tras este triunfo, los fantasmas de las supuestas coimas, estafas cripto y figuras narco se esfumaron en el tiempo, dando lugar a la renovación. La imagen libertaria comienza a fortalecerse hacia adentro y hacia afuera, los mercados reaccionan en consecuencia, y la Casa Rosada recupera poder. Estos nuevos aires le despejan el camino hacia el 2027, una meta que hasta hace poco se presentaba dudosa.
En cuanto a Cristina Kirchner, su liderazgo queda obsoleto y su legado, extinguido. Este domingo, el electorado le ha dado una lección que deberá aprender y digerir: basta de mirar hacia atrás.
No más clientelismo político, populismo, meritocracia cero, choripaneadas de campaña, bolsos con dólares saltando muros, testaferros del poder k, muertes sospechosas de fiscales, cadenas nacionales interminables, manipulación de datos estadísticos, ni amiguismos con dictadores de la región.
El mensaje en las urnas fue claro: no habrá crecimiento con un ancla en el pasado y sin apuesta al futuro.

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