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Cómo ganarle a un león o unirse a su manada
16 de agosto de 2025
PARA LA NACION
Sergio Suppo
Un viejo imperio venido a menos, una cooperativa recién constituida, algún que otro cuentapropista, todos conocidos entre sí. Del otro lado, una mesa chica con una lapicera que escribe por delegación, en general todos nuevos y unos cuantos experimentados que ya pasaron por la misma situación en nombre de otros colores y banderas que prefieren olvidar.
El cierre de listas de candidatos de mañana repite escenas que parecen iguales pero son apenas parecidas al pasado reciente. El ritual de presiones, roscas, acuerdos y portazos incluye este año la novedad de un nuevo jefe y varios ejércitos adversarios y opuestos entre sí que, sin tiempo para organizarse, están obligados a darle a Javier Milei tantas batallas territoriales como provincias tiene la Argentina. O elegir subordinarse a su mando, usar campera violeta e integrarse a su manada.
Milei no tenía nada hace tres años y ahora parece tener todo. Como se sube, se baja, el dilema es saber en cuánto tiempo y en qué circunstancias
Ambas decisiones giran en torno a la misma persona, el Presidente, y refieren a la forma en la que el viejo sistema político decide relacionarse con él para sobrevivir y reconvertirse.
El escenario imperial que le imaginaron a Milei se adelanta a la producción de dibujos generados por inteligencia artificial; el león tiene enemigos o nuevos amigos más pequeños. No se sabe si esos adversarios podrán dañar las expectativas del jefe libertario. El poder y el desequilibrio que implica está siempre a merced de los cambios.
Milei no tenía nada hace tres años y ahora parece tener todo. Como se sube, se baja, el dilema es saber en cuánto tiempo y en qué circunstancias.
El libertario irá a pelear contra todos con la idea de que puede meterlos en la misma bolsa, como en 2023, cuando incluyó desde Cristina hasta el macrismo en la palabra casta. El arma que usará es conocida, no es secreto que pasará a cobrar en votos el proyecto aún no completado de bajar la inflación.
La experiencia de defender su gobierno es nueva para Milei y también es nueva esta realidad para sus adversarios
El proceso de reducción del costo de vida estará todavía lejos de haber finalizado cuando se conozca el resultado del 26 de octubre. Milei deberá en esta campaña apelar al viejo truco de las castas de todos los tiempos y se verá obligado a compensar con la siembra de expectativas. Podrá mostrar el duro camino recorrido y sus primeros resultados. De eso mismo, pero con un discurso inverso, tratará de valerse la oposición para retener votos.
Se enfrentarán versiones diferentes de la misma realidad. La experiencia de defender su gobierno es nueva para Milei. También es nueva esta realidad para sus adversarios.
Cristina Kirchner ya no dirige en soledad al peronismo. Está presa de sus errores y del cansancio de repetir soluciones que ya fracasaron. Y está presa, condenada por delitos que se hace da vez más difícil negar hasta por sus propios incondicionales. Tiene una competencia interna que ya no oculta que quiere reemplazarla, el gobernador Axel Kicillof. Ni ella ni su nuevo adversario pueden hablar en nombre de todo el peronismo. Las listas de la provincia de Buenos Aires fueron negociadas entre ambos más Sergio Massa, pero en otros distritos no hubo consultas a Cristina, sino decisiones notificadas posteriormente.
Cada uno hizo lo que pudo para enfrentar a Milei. Cristina y Kicillof se vieron forzados a mantenerse juntos y ocultar su enfrentamiento con un discurso cerrilmente contrario al gobierno libertario. No fue fácil llegar a ese no lugar en el que la expresidenta vio, desde San José 1111, que su hijo era cuestionado como posible candidato.
El juego de conservar o cambiar puede ser una trampa que valide las intenciones del más nuevo, en este caso Milei
Si de algo quedó notificada es de que en la mala ella no puede delegar poder en Máximo. En la buena, Milei sí puede delegar en su hermana Karina el armado de las listas. Es la misma cultura familiera (nepotismo, en términos clásicos) de la política argentina; solo cambian las circunstancias.
El riesgo cierto de perder contra Milei provocó que varios gobernadores peronistas reunieran los pedazos sueltos de su partido para mantener la apariencia de blindaje ante amenazas externas. Es lo que ocurrió en Tucumán y en Catamarca, por ejemplo.
En esos lugares donde siempre Cristina definía listas con los caciques locales, la decisión se tomó en forma autónoma. Ganen o pierdan, Gildo Insfrán, Osvaldo Jaldo o Ricardo Quintela no le deberán ni tendrán que cobrarle nada a una conducción central que está en crisis y que tardará en rearmarse.
También hay una situación distinta en distritos en los que se construyó una cooperativa, Provincias Unidas, entre diferentes que quieren ser parecidos a fuerza de armar un nuevo espacio entre el populismo kirchnerista y los libertarios.
El experimento empieza por un nombre en común, pero tendrá un discurso personalizado para cada una de las seis provincias, según se trate del peronismo cordobés, de la alianza que comanda un radical en Santa Fe o de la proyección del mandatario chubutense fuera de los límites del PRO, un partido desarticulado en los acuerdos del cierre de listas.
El futuro empezará después de esta campaña electoral. Los defensores de gobiernos locales tendrán que hacer un gran esfuerzo para no quedar atados a un discurso viejo, de defensa de lo que tienen, y frenar el avance de un presidente que promete cambiarlo todo sin medir las consecuencias.
El juego de conservar o cambiar puede ser una trampa que valide las intenciones del más nuevo, en este caso Milei, en especial cuando una situación de hartazgo social construyó una mutación tan severa como la irrupción libertaria.
Una parte del radicalismo de los gobernadores sigue en ese lugar, pero otra parte se alió sin problemas con Milei, tal el caso de Mendoza y Chaco. Ensayos similares terminaron haciendo estallar viejas estructuras centenarias como la UCR de Córdoba, cuya conducción se fue en busca de un pacto con los libertarios y dejó el sello del partido para una minoría que se opone al acuerdo.
La reconstrucción del sistema político implica también decisiones autodestructivas, volteretas y arrepentimientos. La condición de pertenencia absoluta que exige Milei es prometida por los recién llegados con la misma convicción con la antes juraron amor eterno a los partidos de los que se van. La política siempre será un juego de conveniencias y circunstancias.
Por Sergio Suppo
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