lunes, 29 de septiembre de 2025

La Libertad Avanza inicia su campaña con tensiones y una agenda polémica





















Política

Exclusivo de NOVA

La Libertad Avanza inicia su campaña con tensiones y una agenda polémica

El "arquitecto" de la campaña en La Libertad Avanza (LLA), Santiago Caputo. (Dibujo: Fernando Rocchia para AGENCIA NOVA)

El prescindente Javier Milei puso en marcha este lunes 29 de septiembre de 2025 el tramo formal de su campaña electoral con una agenda de actos y viajes por el interior del país, que incluye visitas a Tierra del Fuego, Santa Fe, Entre Ríos y la provincia de Buenos Aires.

La estrategia oficial busca recuperar la mística de 2023 y consolidar el apoyo a los candidatos provinciales en las elecciones legislativas de octubre, pero llega en un clima de interna y confrontación política que complica la coordinación proselitista.

La primera parada se realizó en Ushuaia, Tierra del Fuego, donde Milei encabezó un acto con candidatos locales y mensajes dirigidos a la base electoral y a los votantes indecisos.

La gira continuará, según la planificación oficial, con actividades el viernes en Santa Fe por la mañana y en Entre Ríos por la tarde, para concluir el sábado con un desembarco en la provincia de Buenos Aires.

Las autoridades de Casa Rosada aspiran a mantener un ritmo intensivo de giras semanales que permitan posicionar a los candidatos de La Libertad Avanza en distritos clave.

El arranque no está exento de dificultades: medios reportan tensiones internas en la "mesa de campaña" (el núcleo que coordina la estrategia proselitista) donde chocan expectativas, protagonismos y diferencias tácticas entre referentes del espacio.

Esa fricción aparece en momentos en los que el oficialismo busca ordenar mensajes y presencia territorial en menos de un mes hasta los comicios.

Las fuentes que siguen la organización de la campaña advierten que resolver esas tensiones será clave para evitar filtraciones, superposiciones de agendas y choques entre figuras que necesitan mostrarse unidas frente al electorado.

El contexto de la gira añade elementos de complejidad. Tierra del Fuego es una jurisdicción con predominio opositor y con indicadores socioeconómicos por debajo del promedio nacional (entre ellos una tasa de desempleo elevada) lo que obliga a la campaña a combinar gestión y mensaje proselitista para intentar achicar la distancia con los adversarios locales.

Esa realidad obliga a Milei y su equipo a adaptar el mensaje para no quedar reducidos a consignas nacionales en distritos con problemas concretos e inmediatos.

A la ambición territorial se suma un operativo comunicacional que intenta capitalizar fotos y apoyos externos: en el último mes el presidente buscó exhibir gestos internacionales y referencias que sirvan como aval simbólico para su proyecto político, mientras que en el país la oposición no deja de confrontarlo en cada acto y en la escena pública.

El gobierno, por su parte, apuesta a que el ritmo de giras y la presencia de ministros y referentes económicos refuercen la oferta electoral.

La campaña se desarrolla además en un clima de alta polarización y episodios de tensión en la vía pública. En agosto, por ejemplo, Milei debió abandonar un acto de campaña tras incidentes en Lomas de Zamora, un antecedente que obliga a reforzar la logística y las medidas de seguridad en las salidas públicas y en las caravanas previstas para las próximas semanas.

Ese antecedente también alimenta la narrativa de riesgo y confrontación que rodea al proselitismo oficialista y opositor.

Qué se juega y cuáles son las incógnitas: para Milei, la gira interior es una oportunidad para medir fuerza, sostener la agenda y apuntalar a los candidatos locales; para la oposición, será una prueba de la capacidad del oficialismo para sostener una campaña ordenada y sin fracturas.

La capacidad de la mesa de campaña para resolver tensiones internas, coordinar a gobernadores, ministros y referentes, y adaptar el discurso a realidades provinciales será determinante en las próximas semanas.

La fragilidad política de Milei a un paso de las elecciones





















COLUMNISTAS 

El fantasma del default

La fragilidad política de Milei a un paso de las elecciones

Trump lo apuntaló con apoyo financiero, pero las tensiones internas y la inseguridad golpean la campaña.

Nelson Castro

Diario Perfil

Puercos negociados. Javier Milei por Pablo Temes


“Hay olor a default”, dijo desde el balcón de su prisión domiciliaria en la calle San José 1111, en el barrio de Balvanera, Cristina Fernández de Kirchner. Más allá de la intención claramente destituyente utilizada por la condenada expresidenta –nota al pie: esta es una muestra más de la actitud golpista que el peronismo en la oposición ha tenido siempre–, la frase representaba una realidad: la falta de reservas en el Banco Central ponía al país ante la dura realidad de la cesación de pagos. Esta falta de reservas –entiéndase, dólares– amenazaba seriamente al Gobierno. La catastrófica derrota sufrida por la alianza La Libertad Avanza-PRO en la provincia de Buenos Aires paralizó al Gobierno y generó un clima de desconfianza que trajo como consecuencia una abrupta alteración de los así llamados mercados.


El resultado de esto dio pie a un combo explosivo para la economía argentina: suba del dólar, aumento del riesgo país y caída de los bonos de la deuda. Así, en una semana, se disipó gran parte de los logros macroeconómicos alcanzados por el Gobierno. Fue recién en el fin de semana pasado cuando el Presidente pareció haber tomado conciencia plena de lo que estaba pasando y el abismo hacia donde se iba. Ahí, entonces, se pusieron en marcha los mecanismos de negociación que le terminaron abriendo a Javier Milei las puertas que le dieron el acceso a una ayuda fundamental para darle oxígeno al plan económico y tranquilizar así a los mercados. Esa ayuda –como no podría haber sido de otra manera– vino de la mano de Donald Trump. Hubo dos frases que marcaron la decisión firme de su gobierno de apoyar a Milei. Una provino del poderoso secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, cuando manifestó: “Estamos dispuestos a todo lo que sea necesario para apoyar al gobierno argentino”. La otra la expresó el mismo Trump durante el encuentro de veinte minutos que mantuvo con Milei. Dijo allí: “Tiene mi total respaldo para la reelección”.


El equipo gubernamental volvió exultante y haciendo gala de una soberbia que no sorprende. Casi como si se hubiera olvidado de la situación de indefensión y vulnerabilidad vivida apenas horas antes. A todo el apoyo recibido desde La Casa Blanca se le agregó el dato de la caída del índice de pobreza, que fue del 31,6%, es decir, casi 7 puntos menos que el del semestre anterior, que había sido del 38,2%. Si el Gobierno cree a pie juntillas que eso significa una baja real de la pobreza es porque está viendo otra realidad. La gente de a pie da testimonio de ello día tras día; esos son los verdaderos argentinos de bien.


Al interior del oficialismo hay preocupación por la elección de octubre, mencionada en el comunicado del secretario Bessent. A propósito, los que supieron leer el texto interpretaron sin dudarlo que hay una exigencia para que se libere totalmente el mercado cambiario, es decir, que se levante completamente el cepo para que las empresas –en este caso, estadounidenses– puedan remesar sus dividendos a sus casas matrices. Vale recordar un ABC de las inversiones: la plata no entra donde no puede salir.


Pero volvamos a la elección de octubre, que será crucial para el Gobierno. El Presidente ya comprendió que necesita buscar acuerdos políticos. El problema es que ahora recoge tempestades después de haber sembrado tanto grito y maltrato contra sus naturales y lógicos aliados; es por eso que esos acuerdos son prácticamente imposibles antes de los comicios. “Hablaremos con el Gobierno después del 26 de octubre, con los resultados en la mano”, se escucha decir a muchos de los que supieron estar cerca del Gobierno, que los ninguneó y los marginó. La pelota ahora está del lado de los heridos y nadie está dispuesto a regalarla por un apuro que es ajeno.


El respaldo financiero alejó el fantasma de la cesación de pagos pero no las internas libertarias


El Banco Central volvió sobre la restricción “cruzada” para las personas que quieran comprar dólares en el mercado oficial y luego operar con dólar MEP y el contado con liquidación. En el Gobierno buscan cortar con el “rulo” que da ganancias en dólares por la compraventa de moneda extranjera. “Ahora están tomándose las cosas más en serio. Por más que el ministro Caputo sostenga el tonito sobrador, sabe que tuvo que ajustarse el cinturón de seguridad”, graficó un economista que se distanció del Gobierno. Hay que cuidar las reservas. La película de la asistencia financiera de los Estados Unidos no puede terminar como en tiempos del macrismo.


El Gobierno sabe que inicia el proceso electoral con –al menos– dos frentes que le preocupan: la cruel interna libertaria que lo hace dudar hasta de los candidatos que se han elegido para sus listas –otra vez sopa– y los números de las encuestas, que son dispares y poco satisfactorios. En voz baja y no tanto, son cada vez más los que se animan a cuestionar la estrategia de Karina Milei de salir a competir con nombres propios incluso en territorios donde contaban con aliados que le facilitaban la estructura. “Vamos a prenderle una vela al riesgo Kuka”, dijo con ironía un legislador de LLA.


El triple crimen de La Matanza, que les arrebató la vida de manera brutal a Lara Gutiérrez, de apenas 15 años; y Morena Verdi y Brenda del Castillo, de 20, le dio un doloroso baño de realidad a la campaña. Narcotráfico, prostitución infantil, ruptura del tejido social, mezquindad política, ausencia del Estado y falta de empatía de una clase dirigente que vive de espaldas a la gente. Todos los candidatos quedaron pedaleando en el aire ante tremenda radiografía del Conurbano profundo. Algunos tuvieron tan poca vergüenza como para endilgar responsabilidades por jurisdicción.


Para frenar al narcotráfico y darles alguna posibilidad de progreso a miles de jóvenes que deambulan por las calles emborrachados de ocio sin saber qué hacer de sus vidas es necesario que, de una vez por todas, la Nación, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires se pongan a trabajar juntas, independientemente de su color político. Algo que, a pesar de todo, parece poco probable.

Los desafíos de la próxima elección
















LA NACION > Editoriales

Los desafíos de la próxima elección

En los comicios de octubre, buena parte de la sociedad no querrá retroceder al 9 de diciembre de 2023, y no necesariamente por amor a Milei

29 de septiembre de 2025

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Javier Milei por Alfredo Sábat






El presidente Javier Milei triunfó en octubre de 2023 con tres banderas: la eliminación del déficit fiscal y de la inflación en el menor tiempo posible, y la descalificación generalizadora de lo que ha llamado “la casta política”.


Viene alcanzando sus dos primeros objetivos. Impresiona que una inflación que había superado en los últimos tiempos de la era kirchnerista el 200% anual, hoy esté, por momentos, por debajo del 2% mensual. Desreguló, además, con el aparatoso símbolo de una motosierra, adiposidades que se habían acumulado en años de desidia y de responsabilidades compartidas en el funcionamiento de la estructura del Estado por sucesivos gobiernos. Lo hizo a veces con llamativa falta de tacto político y de provocación innecesaria sobre la delicada piel de la sensibilidad social.

El restante propósito, vinculado con la llamada “casta”, fue menos original y auténtico. Ante la orfandad de cuadros y dirigentes probados en la defensa de cuestiones programáticas afines, el mileísmo reclutó en 2023 lo que encontró a mano. No vaciló en incorporar a oportunistas, veteranos de sucesivas etapas de cocción política, unas reñidas con otras. Actuaron con la desfachatez patentizada en grescas hasta entre ellos mismos, tiñéndose la personalidad de varios de entre ellos en las aguas servidas de esas reyertas. Degradaron, aun en mayor grado del ya conocido, la ilusoria majestad del Congreso.

Milei ha sido un presidente distinto entre todos quienes gobernaron la Argentina. En términos personales, ha sido el de más desmedrada fibra emocional. Ha hecho gala de un amateurismo inconcebible en las cuestiones negociables de la política, cuando hubiera sido más fácil para él, y menos costoso para la serenidad y el orden institucional, no trenzarse en peleas ociosas.

En el armado electoral de este año, la arrogancia de Karina Milei y su cohorte de seguidores han hecho un daño inocultable. Hay algunos signos de enmienda, como el relativo anuncio presidencial de bajar el tono de sus insultos, pero si su hermana es para él más que la mano derecha lo menos que puede pedírsele a esta es que lo ayude en la tarea.

Si alguien no puede sentirse agraviado por los ataques a “la casta política” es el peronismo. Perseveró por años en la injuriante referencia a la “partidocracia política” e incluía en el desdén a toda una constelación política.

El peronismo había sido proscripto desde fines de 1955 y logró, entre contradicciones previas de militares y civiles hostiles a legalizarlo, actuar al fin en el Congreso de la Nación y las legislaturas provinciales, sobre todo durante el gobierno del presidente radical Arturo Illia. Pudo volver a gobernar, y ya sabemos cómo lo hizo, desde mayo de 1973, sumiéndonos en la aceleración de la involución nacional que ha perdurado hasta estos días.

Hoy nadie demandaría la proscripción de una fuerza política. Aquello fue una cuestión de época. El peronismo había sido la matriz de una dictadura constitucional, fuertemente apoyada en las urnas, es verdad. Al caer por una movilización cívico militar -y no solamente militar como incorrectamente suele decirse-, pesó sobre su suerte una retribución de “diente por diente”, por decirlo en términos bíblicos tan actualizados, como la que pagan aun hoy, por disposiciones constitucionales alentadas los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, el fascismo en Italia, y el nacionalsocialismo en Alemania.

No se trata de que “frente a cada necesidad hay un derecho”; se trata de que se cumpla con la norma de que “frente a cada gasto, deber haber una contrapartida de ingresos”

Como quien se enamora de un juguete nuevo, Milei se enamoró de las redes sociales. Allí anidó la fuerza más contundente para explicar su irrupción exitosa, sorprendiendo con un estilo ajeno a cualquier modelo clásico. La aprovechó con la osadía que se experimenta en el anonimato de las redes y con un temperamento que no se arredra, como hubiera sido lógico, ante los límites naturales de cierta ignorancia orgánica que no compensa la gracia del conocimiento personal ceñido al dominio académico de la economía y las finanzas.

Al cabo de varias experiencias del kirchnerismo, la expresión más perversa y corrupta del peronismo en sus ochenta años de existencia, la mayoría de los argentinos se entregaron, sabiendo los riesgos que corrían con Milei, al candidato que prometía cerrar un ciclo calamitoso para el interés del país. Si Milei primero descolocó al peronismo, después, con parecido tratamiento contribuyó a la disociación en la que se encuentran hoy otras fuerzas del arco político.

El fenómeno del kirchnoperonismo, como un gran negocio clientelar asociado a lo peor del Estado, se ha manifestado con tan pocos escrúpulos que todavía anidan en funciones públicas personajes vinculados con Sergio Massa, aquel llamado por sus compadres “Ventajita”, por el estómago para medrar dónde sea y cómo sea. A él también alcanzan, y no solo a Axel Kicillof y Cristina Kirchner, los vientos de una consigna que seguramente en octubre hará suya, pero no necesariamente por amor a Milei, una buena parte de la sociedad: nunca, por nada del mundo, volver al 9 de diciembre de 2003. ¿Podrían declararse hechos en vano más de veinte meses de durísimos sacrificios?

Admítase que aquel hilo de complicidades comunes ha sido útil al kirchnoperonismo para conservar, al menos hasta aquí, la unidad precaria, pero esencial, que le facilitó la victoria en Buenos Aires. Fue en lo fundamental una elección de intendentes que veremos si se mueven en octubre con igual intensidad que en septiembre. No pueden alardear de una ventaja como aquella, originada, es cierto, en tratos oscuros, las fuerzas de la oposición.

El caso de “Chocolate”, en el Senado bonaerense, provocó en sus días la ira del ciudadano de a pie. A nada, sin embargo, se ha llegado hasta ahora como para que no quede sin remedio penal el cobro por una persona –sin duda comisionada de otras-, de sueldos de decenas de “noquis” del cuerpo. Si nada sucede de ejemplar, deberá entenderse que fue porque las mismas responsabilidades por ese caso, u otros parecidos, complicaban por igual al oficialismo bonaerense y a fuerzas de la oposición. Habrá habido así otra trapisonda de “la casta”, y lo peor es que ni siquiera el Gobierno puede alardear a esta altura de estar libre de todo pecado o de haber sido más pulcro en algunos asuntos.

La oposición de cuño republicana merecerá ser tomada en cuenta en octubre si logra proyectarse como fuerza reparadora y de morigeración de las propuestas más delirantes de la política. Deberá transmitir rotundas evidencias de decencia, de razonabilidad en los planteamientos económicos y sociales, y de proyección de figuras que alienten la esperanza de una depuración política para el ciclo que se abra a fines de 2027. Quien quiera ser líder debe entender que no hay derechos adquiridos para quien se desentienda de que es una tarea de tiempo completo.

La ciudadanía mal podría distraerse en el reclamo severo sobre nada de esto, que abarca el cumplimiento estricto de una regla de oro en cualquier hogar llevado adelante con mínimo criterio: no se trata de que “frente a cada necesidad hay un derecho”; se trata de que se cumpla con la norma de que “frente a cada gasto, deber haber una contrapartida de ingresos”. De lo contrario, el hogar, en un caso, y el país, en otro, se encaminarían a la destrucción.

No pueden pasarse los presidentes y ministros de Economía dando vueltas por el mundo a fin de que, como contrapartida de una política exterior comprometida en favor de situaciones que en el futuro puedan tener no poco de aleatorias, se logre la tabla de salvación cuando el ay está en la boca. Basta con ver la desconcertante y críptica declaración del secretario del Tesoro norteamericano sobre las retenciones a la producción agropecuaria cuando su propio país no solo no las impone a sus productores, sino que, además, suele subsidiarlos.

HUMOR DIARIO

"Alien: Anual"