Segunda etapa
Carlos Saúl Milei y Domingo Felipe Bessent se ponen el traje
La semana poselectoral recordó a la segunda parte del gobierno de Menem en el 91, con Cavallo en Economía
Pablo Helman
Diario Perfil
sábado 01 de noviembre de 2025
De terror, Carlos Frankenstein y Domingo Chuky por Pablo Temes
1.El investigador del Conicet, economista, historiador, psicólogo, magíster, doctor y filósofo Juan Zicari describe la llegada de Domingo Felipe Cavallo al Ministerio de Economía en 1991 (el que hoy tiene Luis Caputo) y luego de haber estado en el Ministerio de Relaciones Exteriores que hoy ocupa Pablo Quirno de la siguiente manera: “Tras el regreso del peronismo al Gobierno en 1989, la situación interna del país era la de un virtual colapso, con una situación hiperinflacionaria sumamente violenta que provocaba un fuerte descontrol de las variables y en la que dicha crisis asolaba los ámbitos políticos, económicos e institucionales, como además encontraba frente a sí un Estado en franco retroceso y con debilidad en sus funciones, sobre todo en el ejercicio de autoridad. Empero, a pesar de los diferentes vaivenes sufridos inicialmente por el gobierno de Menem, tras el lanzamiento de la convertibilidad la situación pareció finalmente ser controlada y revertir el ciclo de expectativas pesadumbrosas y de incertidumbre hacia el futuro por uno nuevo de expectativas positivas. Es decir, la decisión de lanzar el régimen de convertibilidad fue un verdadero parteaguas del accionar gubernamental, algo que en el sentido del politólogo Norman Schofield puede llamarse una “decisión crucial”. Imposible no pensar en el concepto de decisión crucial –fonéticamente, en crucial se incluye la sonoridad del cruce– de un Milei desacamperado, abrazando a varios de los gobernadores en el encuentro del jueves. Los gobernadores (especialmente los de Provincias Unidas) quizás no obtuvieron una derrota tan grande como la que indican los guarismos electorales: Cavallo llegó desde la Fundación Mediterránea de Córdoba al gobierno de Carlos Menem. Hoy, el nuevo Cavallo, Scott Bessent, fue claro: “el Gobierno debe expandir su coalición”. Quizás, los gobernadores que llegaron con múltiples reclamos se hayan transformado en garantes de gobernabilidad. Todo eso suponiendo que la “decisión crucial” implique realmente eso: un cruce. La trayectoria de Milei, que dice haber aprendido de la derrota del 7 de septiembre, la falta de eficacia gubernamental permite, cuanto menos, formularse preguntas sobre la viabilidad del cambio.
2. En la semana en la que el triunfo electoral pareció haber quitado desnudez a la figura presidencial, en la semana del “dress code del establishment” del Presidente, le preguntamos a la inteligencia artificial Deep Seek sobre la diferencia entre los términos “vestir” e “investir”. Vale la pena tomar nota de la diferencia, que es más que un matiz. “Aunque en la actualidad los verbos vestir e investir pertenecen a ámbitos semánticos distintos (la moda y la autoridad, respectivamente), comparten un origen etimológico común en el latín vestis (‘vestido’). Mientras que ‘vestir’ proviene directamente de vestīre (‘poner la ropa’), ‘investir’ deriva de investīre, que significaba ‘poner la ropa sobre alguien’. Este acto concreto era parte fundamental de las ceremonias en la Antigua Roma para conferir cargos públicos, de donde surge la acepción moderna de ‘investir’ como ‘dotar de poder o dignidad’. Así, lo que comenzó como un acto físico de vestir evolucionó hacia un acto simbólico de investidura”.
3. Tal como sucede con el lenguaje siempre: el malentendido es fundacional y las pequeñas diferencias abren abismos.
4. Una broma que circuló en las redes antes del acto electoral hacía una traducción literal de “Provincias Unidas” por “United States”: la decisión crucial de jugar el juego de los Estados Unidos obliga a volver a pensar en quién y cómo se administrará el ingreso de las divisas, el “lo que sea necesario” de Bessent para salvar a la Argentina. ¿Estamos ante la llegada de una derecha racional, del reformismo permanente al que invitó Mauricio Macri luego de su resonante triunfo electoral de 2017, que también tuvo un devenir cuanto menos tortuoso o, como indican las afinidades ideológicas, nos encontramos con un avance más de la ultraderecha en el poder? Como dijimos anteriormente, la comparación más lógica del gobierno de Milei es con el primer mandato de Donald Trump: la falta de gestión, el impulsivismo, el zigzag como método de gobierno.
5. Esta misma semana, Sebastián Pareja y el presidente de la Fundación Faro, el pequeño JD Vance de Milei, Agustín Márquez, señalaron que el triunfo oficialista abría la posibilidad de replantear a nivel parlamentario el tema del aborto. La sociedad, de la que participa por ejemplo Miguel Ángel Pichetto, debería estar advertida de estas señales.
6. Hay señales más sutiles, más profundas, que se esconden en el tejido social. Cabe volver al mismo Sigmund Freud que alertaba también sobre el carácter social que está entre las claves de su teoría. En este sentido, hay un texto sumamente interesante de Pascal Quignard que se llama, sugestivamente, El sexo y el espanto. Quignard dijo de sí en una entrevista: “Soy un escritor arqueólogo”. Precisamente de arqueología se trata. Roma, ese imperio que tanto les gusta citar a las autodenominadas Fuerzas del Cielo, según el escritor francés marcó un cambio: lo que en Grecia era una sexualidad más desprejuiciada en feliz, en Roma se transformó en algo diferente. Y lo marca en un cambio de palabras. Lo que en Grecia era el falo, en Roma se tornó fascinus. El atributo del emperador, que generaba al mismo tiempo placer y miedo. Dice Quignard: “Como la mentula (el pene) no es en absoluto lo propio de la humanidad, las sociedades humanas evitan exhibir un órgano erecto (fascinum) que recuerda de manera demasiado obvia su origen bestial”.
7. El poder de los Estados Unidos, el de Trump, es muy consciente de dicha característica. Y también cabe preguntarse sobre cuán vestido y en qué consiste el traje que se está probando Milei. Aquí son los gobernadores los que deberían estar advertidos y atentos. Recordemos también lo que advierte Quignard: “El poder en Roma une en un solo haz (la palabra fascis, que designa las varillas de abedul enlazadas por una correa que sostienen los lictores que preceden a los Padres que se dirigen a la curia, es la misma que designa el fascinus, la fascinación, el fascismo) la potencia sexual, la obscenidad verbal, la dominación fálica y la transgresión de las normas estatutarias”.
8. La pregunta por la “decisión crucial” le cabe esencialmente al centro político de la Argentina.

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