Los Ultras avanzan
Micky Vainilla y otros gradualistas autoritarios
El proyecto de Javier Milei se inserta en uno más ambicioso: el posliberalismo global
Pablo Helman
Diario Perfil
sábado 22 de noviembre de 2025
El Trompa Donald Trump por Pablo Temes
1.En 2020, la profesora emérita de la Harvard Bussines School Shoshana Zuboff dijo: “Pensábamos que usábamos a Google, pero es Google quien nos usa a nosotros”. Casi un paradigma de lo contemporáneo. Antes, en 2005, en una de las series más importantes de la historia, The Wire, tuvimos una especie de preanuncio de lo anterior. Hoy, en 2025, ya no hacemos spoiler si contamos que en la tercera temporada muere uno de los personajes más interesantes de la ficción. Se trató del intelectual de la banda de narcos que persiguen los policías que precisamente “escuchaban” (The Wire significa la escucha), Stringer Bell, interpretado por el gran actor inglés Idris Elba. En ese momento, uno de los policías tiene la misión de ir a la casa de Bell. Y se encuentra con distintas demostraciones de un lujo que no tenían nada que ver con su propia vida oscura: buenos vinos, muebles de diseño y una sorprendente biblioteca, en la que no faltaban libros como La riqueza de las naciones, de Adam Smith o El capital, de Carlos Marx. Cuando se pone frente a esos libros, McNulty (así se llama el detective) se hace una pregunta esencial. “¿Contra quién estuvimos luchando hasta ahora?”. De la pregunta por el sistema en 2006 a la respuesta de la especialista sobre lo que se llama “capitalismo de vigilancia” podría hacerse una historia de occidente en el siglo XXI (y quizás de China, también).
2. También sería algo que explique la historia de la Argentina, especialmente la Argentina poscovid que gobierna, entre otros, Javier Milei. Y mucho más, luego de los compromisos que tomó su gestión con la administración de, también entre otros, Donald Trump.
3. Javier Milei esta misma semana lo dijo en más de una oportunidad: se viene una época de aceleración de reformas. Una tormenta de novedades, en una época de adquisición de nuevos apoyos que llegan desde el PRO y desde el radicalismo (lo que Jorge Asís definió como aquellas almas nobles que llegan en defensa de los vencedores). Una época de cambios, muchos de los cuales pueden resultar de alguna manera irreversibles. La polisemia que une a “deuda” y “deber” en el sentido de obligación moral es apenas uno de ellos. Quizás el cambio más significativo es el movimiento civilizatorio al que asistimos: el avance de los más poderosos de la sociedad, la genuflexión de algunos y la parálisis de otros.
4. Esta misma semana, en la revista Jacobins salió un artículo que se llama “El liberalismo se rinde ante la extrema derecha”, en el que se analiza el libro El colapso del orden liberal global, del economista neoconservador irlandés Philip Pilkington. Allí se dice: “El hecho de que las respuestas autoritarias a la disidencia sean cada vez más la opinión consensuada entre las élites sugiere que no se trata simplemente de otro ciclo político más, que se agotará antes de dar rápidamente un giro en sentido contrario. Hay razones de peso para creer que nos encontramos al inicio de un cambio mucho más profundo, en el que los cimientos de la democracia liberal y el capitalismo liberal se están desmoronando, y pueden incluso haber colapsado”.
5. El historiador Steven Forti, cuando analiza a las ultraderechas actuales, marca un elemento esencial: la estrategia es correr la cancha todo el tiempo. Lo que era intolerable hace unos años, poco a poco, comienza a ser escuchado como posible, aceptable, discutible. Al colapsar la democracia liberal, parecen poder ponerse en cuestión elementos que le son propios, como la igualdad ante la ley, la justicia social y los derechos humanos. La ultraderecha muchas veces adopta estrategias económicas de shock, sí. Pero en lo político resulta gradualista, cuidada, quirúrgica: donde ve un resquicio, avanza. Trump lo dijo claramente: su deseo es ser un monarca republicano. Quizás la demostración más fuerte de esa estrategia sea su desdén sobre la gobernanza internacional.
6. Volvamos un instante a Zuboff y su democracia vigilada: la palabra gobierno deriva del latín gubernare, que a su vez proviene del griego kybernaein, cuyo significado original era “pilotar un barco con el timón”. Kybernaien, tal como suena, es el origen también de la palabra cibernética. El posliberalismo de las redes es un paradigma completamente distinto al de la gestión de Mauricio Macri, por dar un ejemplo.
7. Javier Milei por momentos parece haber dislocado en péndulo histórico. No se trata del movimiento entre ortodoxia/heterodoxia, sino de algo nuevo: una entropía hacia fuera del sistema. Que encuentra una sociedad dañada (se habla mucho de “los rotos” como gran parte de los desclasados, los descalificados por el mismo sistema) que recibe el mensaje. El psicoanalista Alejandro Vainer acaba de publicar un artículo que se llama Psicología de las masas del neofascismo. Allí brinda una palabra clave: ilusión. Explica: “La ilusión es una de las claves de dicha propuesta. Freud escribía hace cien años: ‘Calificamos de ilusión una creencia cuando aparece engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo, prescindiendo de su relación con la realidad, del mismo modo que la ilusión prescinde de toda garantía real’. En el neofascismo encontramos una ilusión colectiva y una individual”.
8. Nick Fuentes representa un avance más en ese movimiento gradual e incesante de las nuevas derechas. Como bien alertó Thomas L. Friedman, es el del neonazismo dentro del partido republicano de Donald Trump. Es un joven de 27 que se relativizó el Holocausto, con muchos seguidores e intervenciones en las redes sociales en las que no faltan comentarios racistas y machistas. Fuentes es un problema. Pero uno mayor es la naturalidad con la que se reciben sus ideas en el partido demócrata. JD Vance dijo sobre él y sus seguidores: “Bah, aquí no hay nada de qué preocuparse. La realidad es que los jóvenes hacen tonterías, sobre todo los chicos”, dijo Vance. “Cuentan chistes subidos de tono y ofensivos”. Cualquier parecido con el “yo solo hago pop”, del Micky Vainilla que crearon Diego Capusotto y Pedro Saborido no es mera consecuencia.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario