cristina-kicillofEl acuerdo con el Club de París es la única alegría que el kirchnerismo obtuvo durante los últimos días, cuándo se conoció la citación a indagatoria para Amado Boudou. El titular de la cartera Economía, Axel Kicillof no para de festejarlo con bombos y platillos desde su anuncio. No obstante, hay que analizar este acuerdo en el marco de la economía argentina para entender por qué no resulta para nada favorable.
Según el acuerdo firmado con el Club de París, el país se compromete a pagar US$ 9.600 millones de deuda en un plazo de cinco años. El 12% de la deuda será cancelado en 2015 mediante el pago de US$ 1.200 millones y el 88% restante deberá ser pagado por el gobierno en ejercicio en el año 2016.
Normalmente el desendeudamiento con los organismos internacionales debería resultar favorable la para la economía de un país en vías de desarrollo, pero si hay algo que el modelo K es capaz de de impedir es, precisamente, el desarrollo económico. En primera instancia, la economía argentina se encuentra en un estado de subsistencia, con una inflación incontrolable, con las provincias a penas cubriendo su gasto de funcionamiento. Esta situación incide directamente en el destino que se otorgará a los futuros créditos con organismos internacionales.
El otro problema a tener en cuenta es el rojo fiscal que continúa acumulándose (a pesar de los anuncios esperanzadores que hace cada mes el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, pero no caigamos en la ingenuidad, la recaudación aumenta porque la inflación que permite más ingresos por IVA y Ganancias). Para que quede claro, el Estado Nacional viene acumulando desde la última década un enorme crecimiento del déficit fiscal, que en el primer trimestre del 2014 llegó a US$ 4.500 millones en rojo. El portal Urgente 24 resumió así la trayectoria:
> Entre los años 2000 y 2001, cuando se desencadena la crisis de la convertibilidad, el déficit fiscal, neto de transferencias, llegaba a US$ 2.752 millones promedio.
> Entre los años 2003 y 2013 el déficit fiscal fue de US$ 1.027 millones promedio.
Entonces, el ministro de Economía, Axel Kicillof llega al encuentro con el Club de París dando manotazos de ahogado, con un Estado deficitario que, lejos de optimizar sus recursos, no para de crecer. El modelo K convirtió a Argentina en un país donde la población activa mantiene con sus impuestos a una enorme masa de población inactiva, debido a que el Estado se agranda rápidamente muy por encima de su capacidad productiva.
El problema reside que el modelo tampoco incluye plan de integración al mercado laboral de aquella población inactiva que subsiste gracias al auxilio de fondos que provienen del Anses y de la AFIP. Y, como para poner la frutilla en el postre del desastre, la inflación galopante pone en crisis a la economía, de forma tal que se pierden puestos de trabajo al atentar contra la competitividad empresarial y poner en jaque el consumo. La ecuación es simple: menos trabajo, menos recaudación, menos asistencia social.
Es importante entender esto porque el festejo kirchnerista en base a este acuerdo (y en parte aguado por la citación a indagatoria del vicepresidente Amado Boudou) es injustificado y bordea lo gracioso. El desendeudamiento permitirá buscar más financiamiento externo, pero el estado asfixiante de la economía llevará a que los organismos oficiales y las provincias salgan a endeudarse simplemente para cubrir gastos de subsistencia y generando una situación que va a explotar tarde o temprano, o cuándo llego el momento de cancelar las nuevas obligaciones.
En definitiva, el acuerdo que tanto festeja Kicillof es un respiro para el último año de gobierno de la presidenta y una soga al cuello para su predecesor. Por su parte, el Banco Central podrá hacerse de dólares a precio oficial y detener brevemente la caída feroz de las reservas pero sin obtener divisas provenientes de actividades productivas reales en vez de basarse en la especulación financiera. Y las provincias conseguirán financiamiento para seguir funcionando, al menos durante los próximos años, después veremos