jueves, 4 de diciembre de 2025

¡La "Reina Batata" se cae del balcón!

 Editorial


Análisis


¡La "Reina Batata" se cae del balcón!


La ex prescindente condenada Cristina Fernández de Kirchner (Dibujo: Fernando Rocchia para AGENCIA NOVA)


La figura de Cristina Fernández de Kirchner atraviesa su etapa más débil en el escenario político nacional desde que irrumpió como prescindente en 2007.


Lo que durante años fue un liderazgo incuestionable dentro del peronismo hoy se desmorona entre derrotas electorales, fracturas internas, causas judiciales firmes y un creciente rechazo incluso dentro de su propio espacio.


El mito de la conducción vertical que marcó más de una década de la política argentina perdió fuerza y ya no logra ordenar ni disciplinar a un peronismo que empezó a buscar nuevos caminos lejos de la influencia kirchnerista.


Uno de los golpes más duros a su estructura de poder fue la confirmación de su condena a seis años de prisión por corrupción, acompañada de la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.


La sentencia, ratificada por la Corte Suprema, la dejó fuera de cualquier posibilidad institucional y profundizó las sospechas sobre su manejo del Estado durante sus mandatos. La imposibilidad de volver a competir electoralmente liquida una de sus herramientas históricas de presión: la amenaza de su candidatura.


A la vez, gobernadores peronistas de distintas provincias comenzaron a desmarcarse de su conducción, conformando bloques propios que buscan recuperar autonomía y alejarse de la etiqueta kirchnerista.


La tensión entre los mandatarios provinciales y Cristina quedó expuesta en múltiples gestos públicos: cuestionamientos a su estrategia electoral, reclamos por el desgaste que genera su figura en territorios adversos y la negativa a seguir respondiendo a su línea política.


La construcción de poder del kirchnerismo ya no intimida como antes y varios líderes optaron por emanciparse para evitar arrastrar el costo político de una conducción en declive.


Las derrotas electorales de los últimos años aceleraron este proceso. Tras los tropiezos de 2023 y 2025, el peronismo quedó sumido en un estado de crisis interna, con sectores señalando directamente a Cristina como responsable del rumbo que llevó al espacio a perder apoyo social.


La caída en territorio bonaerense, históricamente un bastión del kirchnerismo, fue interpretada como un síntoma más de la pérdida de conexión con la ciudadanía. Incluso dirigentes que la acompañaron durante años hoy admiten en privado que su figura se volvió un obstáculo para la reconstrucción opositora.


El malestar crece también en el Partido Justicialista, donde la ex mandataria ya no puede imponer alineamientos ni acuerdos como antes. Convocó reuniones de emergencia tras las derrotas, pero los resultados fueron mínimos: muchos dirigentes asistieron por compromiso, no por convicción.


Su capacidad de influencia se reduce cada vez más a un núcleo duro de militantes que mantienen una adhesión casi religiosa, aunque minoritaria, y que no representa la fuerza electoral que alguna vez supo encarnar.


La imagen pública de Cristina tampoco ayuda. Para una parte creciente de la sociedad, su figura simboliza corrupción, decadencia institucional y un modelo político agotado. Incluso sus intervenciones mediáticas, que antes marcaban agenda, hoy pierden impacto y se diluyen en medio de un clima político que ya no gira en torno a ella.


La combinación de causas judiciales, fractura interna, desgaste electoral y pérdida de autoridad real configuró un escenario inédito: Cristina Fernández de Kirchner ya no es la dueña del peronismo. Su poder está reducido, su influencia es parcial y su capacidad de ordenar al espacio quedó en el pasado.


El justicialismo, lejos de esperar su conducción, empezó a transitar el camino de la renovación y a buscar nuevos liderazgos que no estén asociados al peso muerto del kirchnerismo.


El proceso, para muchos, marca el final político de una dirigente que dominó la escena durante más de 15 años. Para otros, es simplemente la confirmación de algo que la realidad ya venía mostrando: Cristina Fernández de Kirchner dejó de ser la referencia indiscutida del peronismo y hoy se enfrenta a su propio ocaso.

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