Además temía un CACEROLAZO para las 17:00 hs…
La excelente performance de la selección argentina en el Mundial de Brasil le arruinó la gran fiesta oficialista que para el miércoles preparaba Javier Grosman, el director de la Unidad del Bicentenario, en la provincia de Tucumán. Tanta energía puso el cristinismo en el campeonato con los avisos publicitarios en los entretiempos de los partidos para mostrar ante la gran audiencia los supuestos logros del modelo, que ayer Horacio Verbitsky elogió en su columna semanal de los domingos en Página 12 con el insólito titulo “Vamos Argentina”, cosa muy rara en este verdadero ministro sin cartera al cual no se le conocían afinidades futbolísticas. Comparar la asignación universal de hijos y embarazadas con goles del mundial es una exageración bien pensada y propia de una comunicación fascista que tienen que soportar los millones de argentinos que quieren palpitar el popular deporte. El gobierno pensaba que al arrancar el torneo sólo se hablaría de fútbol, como una vez declaró Jorge Capitanich en una de sus habituales conferencias de prensa mañaneras. También suponía que ningún problema político se metería en el medio, como pasó en el anterior Mundial que se jugó en Sudáfrica, en donde las noticias políticas brillaron por su ausencia y después de ser eliminados por Alemania se siguió hablando de la pelota manchada por Diego Maradona, a lo que le siguió el sainete que culminó con su salida obligada de la dirección técnica del seleccionado nacional.
En medio de esos hechos se produjo el festejo del bicentenario en la Avenida 9 de Julio y la Plaza de Mayo, con un espectáculo majestuoso donde resaltaron el baile de Fuerza Bruta y la presencia de muchos mandatarios latinoamericanos. Ese fue el principio del repunte de la performance electoral del cristinismo, que había perdido las elecciones legislativas de junio del 2009.
Situaciones muy distintas
A partir de entonces, el gobierno retomó la ofensiva con la asignación universal por hijo, el matrimonio igualitario y la ley de medios. Todo esto además de una cosecha récord de soja de 52 millones de toneladas que hasta hoy no pudo ser superada con un tipo de cambio competitivo. Pocos meses después, con la muerte de Néstor Kirchner, su viuda recibió un apoyo muy importante debido al repunte económico que adormeció a los argentinos y que culminó con un triunfo del 54% en las elecciones presidenciales de octubre del 2011. Fue entonces cuando una mayoría circunstancial rifó el futuro de la República Argentina. Pero cuatro años después, cuando arrancó este mundial, se produjo el procesamiento del vicepresidente de la Nación por corrupción, al mismo tiempo que la Corte Suprema de los Estados Unidos decidía no aceptar el caso argentino, quedando firme la sentencia del juez Griesa que obliga a pagar a la argentina 1330 millones de dólares. Esto puso al cristinismo al borde la cornisa, que ni siquiera los triunfos futbolísticos hicieron olvidar. La actual difícil situación del país, agravada por la profunda recesión e inflación, llevó a que la presidente se decidiera, con el asesoramiento de Grosman, a montar un show político de apoyo al gobierno y crítica al juez Thomas Griesa y los fondos buitre, con la presencia de Rafael Correa, José Mujica, Evo Morales y Nicolás Maduro. Pero justo el sábado pasado Argentina eliminó a Bélgica y la semifinal con Holanda tendrá a todos los argentinos pendientes del televisor entre las 17 y las 19 hs. Y terminado el partido o antes de que comience, se seguirán los comentarios sobre el desempeño de los jugadores y nadie le prestará atención al acto del 9 de Julio, por lo cual Cristina se inventó una laringitis y sus médicos decidieron que no concurra a dicho acto. Así fue como el triunfo de la selección argentina le aguó la fiesta.
Guillermo Cherashny/informadorpublico.com