domingo, 2 de noviembre de 2025

"Editorial Columba: Bill De Los Mares Del Sur - Integral" (¡¡¡326 PAGINAS!!!)

sábado, 1 de noviembre de 2025

La implosión del kirchnerismo

 LA NACION > Editoriales


La implosión del kirchnerismo


Ni su propuesta populista ni su largo listado de dirigentes condenados o procesados pueden ser la vía para el retorno al poder del peronismo


1 de noviembre de 2025


Cristina Kirchner, Máximo Kirchner y Axel Kicillof por Alfredo Sábat


El pobre desempeño del peronismo en las recientes elecciones nacionales -de manera especial, por parte de la agrupación kirchnerista Fuerza Patria- es el resultado del agotamiento de una dirigencia en la que sobresalen la corrupción, las mañas de la vieja política y la incapacidad por ofrecer ideas renovadoras, además del empecinamiento de algunos de sus representantes en seguir atados al liderazgo de quien ha sido justamente condenada por administración fraudulenta en perjuicio del Estado y se halla procesada en varias causas más por otros graves delitos.


El protagonismo que acaparó la expresidenta Cristina Kirchner en la conformación de las listas de candidatos a integrar el Congreso de la Nación terminó de hundir a una fuerza política que, más que haber ingresado en un proceso de crisis, parece haber implosionado. Muchos se preguntaron con buenos fundamentos qué podía aportar un postulante como Jorge Taiana, que reivindica su pasado montonero y niega la evidencia de que el régimen de Nicolás Maduro es una dictadura sangrienta. O un dirigente como Juan Grabois, siempre emparentado con la extorsión callejera de los grupos piqueteros. También, cuál era la nueva canción que se proponía componer el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.



Tras la derrota electoral del kirchnerismo, tanto en la sede nacional del PJ como en la de la provincia de Buenos Aires, aparecieron afiches contra las autoridades partidarias, encabezadas precisamente por Cristina Kirchner en el orden nacional y por su hijo, Máximo Kirchner, en el distrito bonaerense. “Máximo, el PJ no es tu juguete” y “Basta de herederos bendecidos”, rezaban algunos de ellos. El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, pidió por su lado que la expresidenta deje de considerar al partido como “una pyme familiar”, al tiempo que no pocos intendentes peronistas bonaerenses hicieron saber de distintas maneras sus discrepancias con los Kirchner.


A la despiadada lucha interna en la que se ha sumergido el peronismo en las últimas horas, hay que añadir las insólitas excusas con los que algunos de sus dirigentes intentaron justificar su retroceso electoral, apuntando al nuevo sistema de votación. El propio Kicillof se quejó de las supuestamente largas colas que tuvieron que hacer muchos votantes porque a cada uno había que explicarle cómo tenía que votar. El intendente de Ensenada, Mario Secco, por su parte, expresó que “la gente no entendió cómo tenía que votar”.


Se trata de argumentaciones absurdas. Si algo caracterizó al novedoso mecanismo de votación en elecciones nacionales, cuyo pilar ha sido la Boleta Única en Papel (BUP), fue su sencillez y agilidad. Particularmente, en la provincia de Buenos Aires, donde solo se trataba de marcar con una cruz el casillero de la lista de diputados nacionales de la preferencia del elector. Es probable que lo que verdaderamente moleste a ciertos dirigentes peronistas, que durante años han sido genuinos exponentes del más rancio clientelismo, sea precisamente que con la BUP se puso fin a la posibilidad de recurrir a distintas maniobras fraudulentas, como el robo de papeletas electorales o el voto cadena cimentado por los grandes aparatos partidarios para mantener cautivos a no pocos votantes, utilizados como carne de cañón.



La coalición Fuerza Patria exhibió una notable pobreza de ideas y una llamativa carencia de propuestas, refugiándose en la consigna “Frenar a Milei” y en cuestionamientos a las políticas que procuran el equilibrio fiscal. Claramente, ese alarmante vacío, junto a la falta de vocación por una renovación programática, movilizó aún más a los votantes temerosos de un retorno al pasado en favor de La Libertad Avanza.


Ni el populismo ni una dirigencia que exhibe una larga lista de procesados y condenados por distintos escándalos de corrupción pueden ser el conducto para que el peronismo vuelva a disputar el gobierno nacional. Más que preguntarse, como de costumbre, de qué modo volver al poder, sus dirigentes deberían pensar si realmente el peronismo puede volver a expresar algo novedoso en la política argentina.

Iñaki Gutiérrez, el pibe de TikTok que revuelve el "Círculo Milei": triángulos, palcos y celos

 Panorama Político Nacional


El escenario


Iñaki Gutiérrez, el pibe de TikTok que revuelve el "Círculo Milei": triángulos, palcos y celos


El tiktoker de La Libertad Avanza (LLA), Iñaki Gutiérrez, junto a la secretaria general de Presidencia, Karina Milei, y el posible superministro del Interior, Santiago Caputo. (Dibujo: Fernando Rocchia para AGENCIA NOVA)




A 2 metros del poder y con un celular en la mano. Así se presenta Iñaki Gutiérrez, el joven de 24 años que pasó de militante anónimo a figura incómoda (para algunos) y mimado (para otros) dentro del ecosistema Javier Milei.


No cobra, dice, lo hace "ad honorem". Y mientras tanto maneja la cuenta de TikTok del prescindente, se saca fotos en Olivos y alimenta la nueva telenovela política que se vive detrás de los trajes y los discursos.


Iñaki no es un ministro, pero se mueve como si fuera parte de la guardia. "No soy funcionario, lo hago ad honorem", declaró en una entrevista cuando le preguntaron por su rol.


Sus defensores hablan de "mirada joven" y "flujo digital". Sus críticos hablan de ascensos meteóricos y choques de egos. ¿La realidad? Un pupilo digital que aprendió rápido a ocupar lugares estratégicos: palcos, redes y, sobre todo, las cámaras.


El triángulo que pica


En el centro del remolino hay un triángulo explosivo: Javier Milei, su hermana Karina Milei y el asesor Santiago Caputo. Iñaki se define como "militante de Javier Milei", pero no esquiva la foto ni el político cercano: ha compartido comidas en la residencia, ha estado a metros del discurso presidencial y hasta fue colocado en palco preferencial por decisiones que algunos interpretan como guiños de Karina para incomodar a Caputo.


¿Operación deliberada o simple casualidad? En el mundillo político ya circulan las interpretaciones más jugosas.


"Ignoren los rótulos: dentro del ecosistema Milei conviven distintas expresiones", intentó explicar Iñaki cuando le preguntaron si se alineaba con Karina o con el grupo ligado a Caputo.


Pero el propio chico, con la naturalidad de quien no necesita defender lo inevitable, soltó: "No hay sentido porque es un triángulo". Y ahí está la clave: nadie quiere definirse por completo porque todos necesitan estar del lado correcto del líder.


Karina, la hermana con mano en el tablero


Karina Milei, que ganó protagonismo y peso dentro del círculo íntimo, aparece en esta historia no como una mera pariente, sino como una jugadora que mueve fichas.


Que haya "elevado" a Iñaki a un lugar destacado (relatan fuentes internas) no es un gesto menor: es una señal pública, una manera de decir "éste es de los nuestros".


Si esto buscó desplazar la influencia de Caputo o simplemente fortalecer a un aliado es parte del runrún que alimenta sobremesas y pasillos.


Caputo, el asesor que no deja de inquietar


Santiago Caputo, por su parte, es para muchos la mano estratégica detrás de ciertas decisiones políticas.


No es un desconocido ni una figura menor; su peso en la operatoria y la estrategia lo convierte en un objetivo lógico para quienes intentan ganar terreno. Que Iñaki aparezca en posiciones incómodas para Caputo (sea por proximidad o por señales) suma tensión al ambiente.


¿Es sólo redes o ya hay guerra fría?


En los pasillos se discute si esto es apenas una disputa simbólica por la visibilidad en redes y palcos o si va más allá: ¿Hay una puja por influencia real dentro del Gobierno?


La respuesta corta es que todavía no está claro. Iñaki mismo se cuida de no enrostrar banderías: "Soy militante de Javier Milei", repite. Pero la política sabe leer silencios y colocaciones; y los palcos no siempre se ocupan por error.


El fenómeno Iñaki pone en evidencia dos realidades vigentes: la cada vez mayor importancia de la comunicación digital en la política y la vieja costumbre criolla de que, donde hay poder, también hay interna.


Un chico de TikTok, una hermana con mano fuerte y un asesor estratégico. Añadan los egos, los celos y la impronta mediática, y el resultado es un culebrón con aroma a estrategia y a conflicto.


Para algunos, Iñaki es el símbolo de la renovación: joven, conectado, práctico. Para otros, una ficha subida a la mesa para ajustar cuentas. Y para el público, que vive de titulares y escándalos, la historia ya tiene todo lo que pide: triángulo amoroso político, palcos calientes y una frase para enmarcar: "No hay sentido porque es un triángulo".


En el universo Milei, el poder ya no sólo se mide en votos o cargos. Hoy también se mide en seguidores, en quién aparece a dos metros, y en quién ocupa el palco que todos miran.


Y mientras Iñaki sube un TikTok, alguien en la sala de al lado calcula jugadas. ¿Quién ganará? En política, como en la farándula, la última palabra suele llegar cuando ya nadie la espera.

HUMOR DIARIO

Carlos Saúl Milei y Domingo Felipe Bessent se ponen el traje

 Segunda etapa


Carlos Saúl Milei y Domingo Felipe Bessent se ponen el traje


La semana poselectoral recordó a la segunda parte del gobierno de Menem en el 91, con Cavallo en Economía


Pablo Helman


Diario Perfil


sábado 01 de noviembre de 2025


De terror, Carlos Frankenstein y Domingo Chuky por Pablo Temes




1.El investigador del Conicet, economista, historiador, psicólogo, magíster, doctor y filósofo Juan Zicari describe la llegada de Domingo Felipe Cavallo al Ministerio de Economía en 1991 (el que hoy tiene Luis Caputo) y luego de haber estado en el Ministerio de Relaciones Exteriores que hoy ocupa Pablo Quirno de la siguiente manera: “Tras el regreso del peronismo al Gobierno en 1989, la situación interna del país era la de un virtual colapso, con una situación hiperinflacionaria sumamente violenta que provocaba un fuerte descontrol de las variables y en la que dicha crisis asolaba los ámbitos políticos, económicos e institucionales, como además encontraba frente a sí un Estado en franco retroceso y con debilidad en sus funciones, sobre todo en el ejercicio de autoridad. Empero, a pesar de los diferentes vaivenes sufridos inicialmente por el gobierno de Menem, tras el lanzamiento de la convertibilidad la situación pareció finalmente ser controlada y revertir el ciclo de expectativas pesadumbrosas y de incertidumbre hacia el futuro por uno nuevo de expectativas positivas. Es decir, la decisión de lanzar el régimen de convertibilidad fue un verdadero parteaguas del accionar gubernamental, algo que en el sentido del politólogo Norman Schofield puede llamarse una “decisión crucial”. Imposible no pensar en el concepto de decisión crucial –fonéticamente, en crucial se incluye la sonoridad del cruce– de un Milei desacamperado, abrazando a varios de los gobernadores en el encuentro del jueves. Los gobernadores (especialmente los de Provincias Unidas) quizás no obtuvieron una derrota tan grande como la que indican los guarismos electorales: Cavallo llegó desde la Fundación Mediterránea de Córdoba al gobierno de Carlos Menem. Hoy, el nuevo Cavallo, Scott Bessent, fue claro: “el Gobierno debe expandir su coalición”. Quizás, los gobernadores que llegaron con múltiples reclamos se hayan transformado en garantes de gobernabilidad. Todo eso suponiendo que la “decisión crucial” implique realmente eso: un cruce. La trayectoria de Milei, que dice haber aprendido de la derrota del 7 de septiembre, la falta de eficacia gubernamental permite, cuanto menos, formularse preguntas sobre la viabilidad del cambio.


2. En la semana en la que el triunfo electoral pareció haber quitado desnudez a la figura presidencial, en la semana del “dress code del establishment” del Presidente, le preguntamos a la inteligencia artificial Deep Seek sobre la diferencia entre los términos “vestir” e “investir”. Vale la pena tomar nota de la diferencia, que es más que un matiz. “Aunque en la actualidad los verbos vestir e investir pertenecen a ámbitos semánticos distintos (la moda y la autoridad, respectivamente), comparten un origen etimológico común en el latín vestis (‘vestido’). Mientras que ‘vestir’ proviene directamente de vestīre (‘poner la ropa’), ‘investir’ deriva de investīre, que significaba ‘poner la ropa sobre alguien’. Este acto concreto era parte fundamental de las ceremonias en la Antigua Roma para conferir cargos públicos, de donde surge la acepción moderna de ‘investir’ como ‘dotar de poder o dignidad’. Así, lo que comenzó como un acto físico de vestir evolucionó hacia un acto simbólico de investidura”.


3. Tal como sucede con el lenguaje siempre: el malentendido es fundacional y las pequeñas diferencias abren abismos.


4. Una broma que circuló en las redes antes del acto electoral hacía una traducción literal de “Provincias Unidas” por “United States”: la decisión crucial de jugar el juego de los Estados Unidos obliga a volver a pensar en quién y cómo se administrará el ingreso de las divisas, el “lo que sea necesario” de Bessent para salvar a la Argentina. ¿Estamos ante la llegada de una derecha racional, del reformismo permanente al que invitó Mauricio Macri luego de su resonante triunfo electoral de 2017, que también tuvo un devenir cuanto menos tortuoso o, como indican las afinidades ideológicas, nos encontramos con un avance más de la ultraderecha en el poder? Como dijimos anteriormente, la comparación más lógica del gobierno de Milei es con el primer mandato de Donald Trump: la falta de gestión, el impulsivismo, el zigzag como método de gobierno.


5. Esta misma semana, Sebastián Pareja y el presidente de la Fundación Faro, el pequeño JD Vance de Milei, Agustín Márquez, señalaron que el triunfo oficialista abría la posibilidad de replantear a nivel parlamentario el tema del aborto. La sociedad, de la que participa por ejemplo Miguel Ángel Pichetto, debería estar advertida de estas señales.


6. Hay señales más sutiles, más profundas, que se esconden en el tejido social. Cabe volver al mismo Sigmund Freud que alertaba también sobre el carácter social que está entre las claves de su teoría. En este sentido, hay un texto sumamente interesante de Pascal Quignard que se llama, sugestivamente, El sexo y el espanto. Quignard dijo de sí en una entrevista: “Soy un escritor arqueólogo”. Precisamente de arqueología se trata. Roma, ese imperio que tanto les gusta citar a las autodenominadas Fuerzas del Cielo, según el escritor francés marcó un cambio: lo que en Grecia era una sexualidad más desprejuiciada en feliz, en Roma se transformó en algo diferente. Y lo marca en un cambio de palabras. Lo que en Grecia era el falo, en Roma se tornó fascinus. El atributo del emperador, que generaba al mismo tiempo placer y miedo. Dice Quignard: “Como la mentula (el pene) no es en absoluto lo propio de la humanidad, las sociedades humanas evitan exhibir un órgano erecto (fascinum) que recuerda de manera demasiado obvia su origen bestial”.


7. El poder de los Estados Unidos, el de Trump, es muy consciente de dicha característica. Y también cabe preguntarse sobre cuán vestido y en qué consiste el traje que se está probando Milei. Aquí son los gobernadores los que deberían estar advertidos y atentos. Recordemos también lo que advierte Quignard: “El poder en Roma une en un solo haz (la palabra fascis, que designa las varillas de abedul enlazadas por una correa que sostienen los lictores que preceden a los Padres que se dirigen a la curia, es la misma que designa el fascinus, la fascinación, el fascismo) la potencia sexual, la obscenidad verbal, la dominación fálica y la transgresión de las normas estatutarias”.


8. La pregunta por la “decisión crucial” le cabe esencialmente al centro político de la Argentina.

El estreno del nuevo gobierno mileísta

 LA NACION > Política


El estreno del nuevo gobierno mileísta


La reunión del Presidente con 20 gobernadores y vicegobernadores aliados, amigables o dialoguistas fue el debut formal de la segunda etapa de la administración libertaria


LA NACION


Claudio Jacquelin


Javier Milei por Alfredo Sábat


Como se preveía, desde el domingo a la noche el país político-económico no es el mismo. Es mucho mejor para Javier Milei de una forma que no preveían ni siquiera en la Casa Rosada. Tampoco, por lo tanto, el Gobierno es igual, aunque sea al mismo, integrado, todavía, por los mismos. Así, empezó a estrenar aristas de su nueva fisonomía.



La reunión de ayer del Presidente con 20 gobernadores y vicegobernadores aliados, amigables o dialoguistas (según cada caso) fue el debut formal del nuevo gobierno. O, mejor dicho, de lo que se promete que empezará a ser el nuevo rostro de la gestión mileísta. Un prototipo, al menos, del que todavía se sabe muy poco y del que sobran las dudas respecto de cómo será en definitiva, tanto en cuanto a formato y diseño, como a sus prestaciones, funcionamiento y vínculos.


El rotundo triunfo sobre el peronismo y, especialmente, sobre el perokirchnerismo bonaerense, animó a Milei a hacer gestos e inaugurar un discurso de apertura. Una señal inequívoca de acatamiento a las exigencias hechas por Fondo Monetario Internacional y por el rescatista de última instancia, Donald Trump, para ampliar la base de sustentación política, que le permita abordar un reseteo de su programa tanto como las reformas de fondo pendientes.


Ese mandato, impuesto mientras le tiraban el providencial salvavidas a su gestión, ha sido el gran motorizador de la decisión presidencial de iniciar una nueva etapa. Mucho más que las demandas internas de la dirigencia política, económica y social, y de buena parte de sus votantes blandos.


Son estos los frutos políticos de la intervención trumpista, que le permitió “llegar en pie” e imponerse en las elecciones. El factor Trump fue crucial, tanto como el temor a otro desbarajuste económico por la fragilidad del gobierno y a una revitalización del kirchnerismo. El antikirchnerismo unido no fue vencido. Todo lo contrario.


Sin embargo, quedan dudas respecto de la internalización de ese mandato y, por lo tanto, de la sostenibilidad en el tiempo de este incipiente boceto, así como de la dimensión de la licuación del perfil confrontativo que caracterizó el ingreso de Miliei en la política (hace solo cuatro años) y la primera mitad de su mandato, a punto de concluir. Nadie sabe cuánto lo coyuntural dominará a lo estructural. El león no está hecho para dejar de rugir.


Esa incógnita es el gran interrogante que albergan muchos de sus interlocutores, empezando por Mauricio Macri, quien en su experiencia de relaciones cambiantes con el Presidente se ha encontrado con más cerrazón que apertura al momento de abordar cuestiones concretas. De allí que el reclamo de una mayor escucha por parte de Milei haya sido una de los reclamos que le expresó hace tres días cuando lo invitó a volver a reunirse hoy.



“Yo no sé si se dan cuenta de la situación en la que están”, le había dicho Macri a sus íntimos después de la última vez que se reunió con Milei en referencia a las fragilidades económico-financieras que la intervención norteamericana palió, pero aún no resolvió.


En esa reunión, el fundador del Pro se había encontrado, otra vez, con un pared infranqueable ante cuestionamientos concretos, después de una aparente aceptación de algunas críticas de índole general, centradas, especialmente en la ausencia de acuerdos básicos, la conversión en enemigos de quienes podían ser aliados, la falta de gestión en varias áreas del gobierno y la ausencia de trabajo en equipo.



Las luces amarillas que entonces había encendido el expresidente y con las que llega a la reunión de hoy no son, sin embargo, patrimonio exclusivo de Macri y, en buena medida, representan el sentir de un porcentaje importante de electores que en la elección del domingo pasado votaron a las listas violetas.


La última elección torna muy relevante ese asunto. Según diversos mapeos, como el realizado por el sociólogo y encuestador Luis Costa coincidente en buena medida con otro del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS), que conduce el jesuita Rodrigo Zarazaga, la composición del voto a los candidatos de La Libertad Avanza (LLA) mostró un mutación significativa respecto del perfil de los votantes que acompañaron a Milei en la primera vuelta de 2023, sobre todo en el AMBA y, en parte, en el noroeste del país.



Ambos trabajos muestran un retraimiento de votantes de sectores populares, provenientes de ámbitos sociodemográficos históricamente mas próximos al peronismo. Estos fueron reemplazados por votantes que antes adherían mayoritariamente al Pro y a sus aliados cambiemitas y se habían sumado en la segunda vuelta presidencial, pero que en el transcurso de la presidencia de Milei se habían alejado o adoptado posiciones críticas, tanto por las formas, como por sus políticas.


Son esos a los que Milei descalificó como “ñoños republicanos”, a quienes el temor a un colapso económico y el atisbo de resurrección kirchnerista después de la elección bonaerense del 7 de septiembre reacercaron a la boleta violeta.



A ellos, además, la intervención trumpista, lejos de afectarles alguna fibra nacionalista, les oficiaba de garantía no solo financiera sino también política, más cuando trascendió la demanda estadounidense de buscar acuerdos y ampliar la base de sustentación. La desconfianza sobre la dirigencia política incluye hasta a quienes le tributan su voto, pero el aval externo atenúa los resquemores. No es la primera vez.


“Milei debe entender que negociar y acordar no es solo una exigencia de Trump y Bessent, sino también una demanda de buena parte de su electorado. El cambio en la identidad de los votantes también está acompañado de nuevas demandas, que no puede desoír”. La advertencia proviene de una figura relevante del oficialismo, que integró el submarino amarillo. Esa nave averiada que ahora busca demostrar que puede flotar, después de la importante asistencia electoral dada a Milei y los suyos, tanto en candidatos como en votantes. Ese también fue un rescate, más después del escandaloso naufragio de la candidatura de José Luis Espert.



Aquel señalamiento podría traducirse como parte central del nuevo mandato salido de las urnas para Milei. En 2023, la mayoría del 56% que lo llevó a la Presidencia lo valoró como el más apto para bajar el flagelo de la inflación, y, tanto o más, como la herramienta para demoler un sistema ineficaz que el establishment político no lograba arreglar ni terminaba de romper.


Hoy, la demanda parece estar más centrada en arreglar para empezar a crecer antes que en seguir rompiendo indiscriminadamente. Hay muchos, incluidos varios que lo votaron, a los que se les cayeron encima los escombros de la demolición sin recibir más que una promesa de reconstrucción.



La ausencia de la motosierra en la campaña podría ser una buena señal. Faltan ahora el bisturí, el cemento y los ladrillos. La convocatoria a los gobernadores (aunque no a los opositores más críticos), la reunión con Macri con la renovación del Gabinete abierta y, sobre todo, la anunciada disposición a negociar el presupuesto irían en ese sentido.


No obstante, sobre el último punto, la intención era hasta ayer que el proyecto no se debatiera en el recinto sino en sesiones extraordinarias, después del 10 de diciembre, con la composición del Congreso más favorable que surgió de las urnas el domingo pasado. Salvo que los gobernadores muestren una disposición que en mucho se parecería a la docilidad. Aún nada está cerrado. Mucho menos sobre las efectividades conducentes que tocan los recursos de cada provincia. Esa sí será la madre de todas las batallas.


El resultado electoral le dejó al Gobierno un horizonte más despejado, pero no allanado.


La derrota peronista agravó la fragmentación de ese espacio que carece de liderazgo nacional y parece una confederación invertebrada de partidos provinciales.


Además, la polarización extrema que golpeó duramente al espacio de los gobernadores que conformaron Provincias Unidas, con derrotas en cinco de las seis provincias gobernadas por ellos, implicó un cambio de escenario relevante.


Ahora esos gobernantes ya no miran el panorama nacional como un objetivo por alcanzar en 2027, que se les había adelantado por la crisis que afrontaba Milei y, antes, por los efectos negativos del programa económico, por el incumplimiento de las promesas del Gobierno y por el destrato del Presidente y el avance de su hermana Karina sobre sus territorios.


Después del domingo los derrotados Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba), Ignacio Torres (Chubut), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Carlos Sadir (Jujuy) vuelven concentrar su atención en la conservación de su espacio, amenazado por la consolidación libertaria, incluso con candidatos ignotos, y por la aparición de algunas figuras que ayudaron a la renovación del peronismo, como en Santa Fe.


Sin embargo, esa realidad no los lleva a aceptar sin discusión los proyectos del Gobierno, ya que cada uno de ellos acumulan facturas impagas, que buscarán les sean compensadas, si no pagadas.


La negociación recién empieza y no sólo depende del Presidente sino también del equipo económico al que también las provincias responsabilizan de muchas de las promesas incumplidas. En ese punto coincide el asesor Santiago Caputo, que ha solido destrabar demandas en el Palacio de Hacienda a través de su hermano Francisco, eficaz gestor, y de su hermana, que integra el círculo de colaboradores del tío Luis. La familia es la familia.


En el terreno de lo que resta dilucidar y discutir también se inscribe la renovación del Gabinete. Las primeras señales después del triunfo fueron menos aperturistas que las que emanaban antes de la elección, cuando hasta los pronósticos propios les eran mucho menos halagüeños que lo que fue la realidad.


A nadie pasó inadvertida la imagen del reempoderamiento de la hermana presidencial y los suyos, vista en la noche triunfal y en los días sucesivos. Tampoco el mensaje del Presidente destinado a dar por saldadas las agrias disputas internas que marcaron el último mes, y que tuvieron a Karina Milei y al jefe de Gabinete, Guillermo Francas, por un lado, y al gurú Santiago Caputo, por el otro, como protagonistas. Milei prefiere no mirar, no escuchar ni ocuparse de lo que no le agrada. ¿Podrá seguir haciéndolo?


Así, abundan los rumores que salen de la Casa Rosada sobre el nuevo equipo presidencial, que entre los más novedosas incluyó la versión de que el vocero Manuel Adorni no asumiría como legislador para ocupar el cargo de Francos, quien se muestra menos dispuesto a un retiro que hace apenas una semana.


La sala de cirugía funciona a pleno a toda hora. Sobran las operaciones. Parece inevitable. El resultado electoral no terminó con la mayoría de los problemas irresueltos que había el día anterior.


Como dice el microrrelato más famoso del mundo, escrito por el guatemalteco Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía esta allí”. Y afuera de la Rosada hay una manada de dinosaurios. Del nuevo Gobierno apenas se estrenó el trailer.


Por Claudio Jacquelin