Prudentemente, Axel Kicillof ya se está bajando de su supuesta candidatura a presidente, posiblemente previniendo que las encuestas podrían demostrar que tiene una imagen negativa muy grande, poca imagen positiva e ínfima intención de voto. Pero el verdadero problema del superministro no es la frustración de su carrera presidencial: él tenía la idea de que la Argentina debía arreglar con los holdouts a partir de enero próximo, pero David Martínez, dueño del fondo Fintech, habría convencido a la presidente de cambiar el domicilio de pago con carácter reversible. O sea que, cuando se supere el fallo de Griesa, podría ser nuevamente Nueva York el lugar de pago. También reapareció con fuerza el presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega, que estaba en baja y que ahora resolvió con apoyo presidencial subir la tasa de interés de las LEBAC en 100 puntos básicos. Todo lo contrario de lo ocurrido la semana pasada, cuando Kicillof y CFK lo obligaron a bajarla. Es que ella se habría asustado porque el Banco Central perdió la semana pasada 180 millones de dólares de sus reservas y ayer lunes otros 100 millones. Y hasta ayer, en lo que va de agosto, los que pudieron hacerlo compraron dólar ahorro por 230 millones. Estamos ante un verdadero récord que el BCRA no prohíbe.
Un ministro averiado
El caso es que la demanda se va al dólar blue -que se dispararía mucho más que ayer, que terminó cerca de los 14 pesos- o que genera inquietud y desesperación en la opinión pública, que sufre la inflación, recesión y cada vez más desempleo. De ahí que el paro general del jueves próximo será muy exitoso y aportarán lo suyo la CTA y la izquierda revolucionaria, que piensan cortar todos los accesos a la Capital Federal. Por otra parte, la mayor parte de la oposición no votará la ley de pago soberano, aunque ayer George Soros y Kile Bass, dos magnates que manejan fondos de inversión con más de 1300 millones de euros en bonos de jurisdicción europea, demandaron al BONY porque acepta la orden de Griesa y ellos entonces no pueden cobrar. Esto hacer pensar que se terminarían sumando a la posición de David Martínez.
La más grave de todas estas contradicciones es que la presidente no entiende nada de economía y así como Amado Boudou hizo lo que quiso con su aval, cuando pasó a la desgracia, el poder se concentró en Kicillof. Pero éste en pocos meses terminó por cansar a muchos, aunque no todavía a su jefa. El ministro quiso pagar después del 1 de enero a los buitres, tal vez por miedo a futuras denuncias penales en su contra, pero de repente apareció Martínez, dueño del 40% de Cablevisión y de Telecom Argentina, recién comprada. Ambas firmas se presentarán en la licitación de 4g de la telefonía celular. Bien posicionado, Martínez desplazó al ministro de economía de la negociación con los buitres y éste tuvo que tragarse los retos presidenciales por ordenar bajar la tasa de las Lebac, lo que generó una corrida hacia el dólar. Una cuestión que a ella la pone muy nerviosa, como lo admitió por televisión cuando anunció el cambio al domicilio local para el pago de los bonos.
Guillermo Cherashny/informadorpublico.com